Las niñas salvajes

Un brutal asesinato ha ocurrido en la tranquila ciudad de Granada. Una monja, directora del colegio Virgen del Carmen, ha sido asesinada en el Albaicín. La policía se encargará de investigar el caso pero no será la única: la joven periodista Jimena Cruz, una especie de sobrina de la fallecida, va a realizar un reportaje de investigación y tiene la intención de averiguar quién ha matado a su querida tía. El problema es que no será el único asesinato y que hay fuerzas que parecen contrarias a que Jimena averigüe lo que hay detrás de los asesinatos. Si a eso le añadimos la implicación personal de la periodista ya tenemos el lío montado.

La novela me ha gustado en líneas generales a pesar de que no he podido con la protagonista. Empiezo con los “peros” que le pongo para acabar con lo que me ha gustado (que es la mayoría de las cosas).

No me ha gustado Jimena. No me ha gustado nada, pero nada de nada. Me ha parecido una niñata prepotente e insoportable. Se cree “san Dios” y, sinceramente, aún tiene todo por demostrar. Me gusta su fortaleza de carácter y su decisión pero eso de que se crea mejor que nadie no me ha convencido. Y la forma en la que trata a la gente, menos aún. Da unas contestaciones a su amante y a su jefe que es como para llevarla de nuevo al colegio y darle un poco de educación. El que me haya caído fatal la protagonista no es óbice para que me guste o no me guste el libro: he leído muchos libros protagonizados por seres abyectos, malvados y espantosos y eso no ha influido en absoluto en que el libro me haya o no gustado, puedo con ello. Aunque, por supuesto, sí que supone que no me pueda poner en su lugar, entenderla, compadecerla… y cuando ella está implicada muy personalmente en la historia pues sí que es más agradable si te cae bien, evidentemente. Su carácter y el hecho de que, tras tanto investigar, al final descubre el hilo del que tirar casi por casualidad, es lo que menos me ha gustado de la novela.

Y ahora voy con lo que me ha gustado: todo lo demás. Me ha encantado la ambientación en Granada. La ciudad es una protagonista más, con la Alhambra siempre ahí, de telón de fondo. La autora nos acompaña en un bonito recorrido por su ciudad adoptiva y nos habla de sus habitantes, sus monumentos, sus costumbres… Tengo la suerte de conocer la ciudad aunque sólo de visita turística y me ha encantado pasearme con cierta profundidad por sus calles.

También me ha gustado mucho la trama. Casi toda la historia ocurre en el presente (año 2017) pero hay algunos capítulos situados en el pasado. Esos capítulos nos van a servir para intuir de qué va el asunto: no sabremos quién ni cómo pero sí por qué y, por ello, nos podemos imaginar qué tipo de persona es el asesino. Me han gustado los pocos capítulos del pasado pero creo que quitan un poco de intriga a los del presente. La historia está muy bien, la trama está bien urdida y bien resuelta y nos habla de ciertos temas que ya se han tocado en otras novelas y que siempre viene bien recordar. Temas que salieron a la luz hace unos años, crímenes que ocurrieron en el pasado de una forma muy similar a la que se cuenta en esta novela (permitidme no explayarme más sobre este tema pues no quiero dar pistas).

El libro se lee de manera muy ágil. Son seiscientas páginas pero se leen como si fueran muchas menos. La autora sabe mantener el ritmo y la intriga y pasan muchas cosas por lo que las páginas pasan de forma muy fluida.

Conclusión final

Me ha gustado “Las niñas salvajes”. A pesar de que no he soportado a su protagonista, la historia y la forma de contarla me ha mantenido atrapada desde el principio hasta el final.

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