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La historia de este protagonista sin nombre parece simple en un principio, pero a medida que van pasando las páginas, ésta se va tornando cada vez más compleja. Realmente no te das cuenta de ello si te sumerges en su lectura, hasta que paras y recapacitas. El viaje del protagonista y su querida Duna es interesante además de envidiable, y es posible que al leerlo no sepas si prestar más atención a los personajes o a los lugares por donde pasan. Estos pueblos y ciudades son muchos a lo largo de la novela, y el autor parece muy bien documentado al describirlos. Es una novela con la que vas descubriendo muchos temas diferentes según vas leyendo: el más impactante para mí sin duda alguna es el de la convivencia con alguien con una enfermedad mental. ¿Quién sufre más? ¿El enfermo por depender de los demás y crear preocupación en ellos, o el acompañante por ver sufrir a la persona a la que quiere sin poder hacer nada? El autor retrata a la perfección las dos caras de la misma moneda, y deja al lector con un mal sabor de boca. Toni Quero destaca por su increíble vocabulario, con descripciones sin igual, que acercan al lector tanto a la historia que a veces parece sentir olores y sabores a la par que sus protagonistas. Por eso, al terminar el libro, parece dejar una sensación fría a salitre mezclado con gasolina. |
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