Gazpacho agridulce

En este volumen la autora recopila muy diversas anécdotas sobre su vida en España desde la llegada de sus padres a un pueblecito andaluz antes de que nacieran ella y sus hermanas, sus primeras andanzas llevando un restaurante, la espera de un hijo varón (hasta que por fin llegó, a la cuarta, jeje), los intentos desesperados de sus padres para que mantuviesen las costumbres de su país y se relacionasen más con otros chinos en lugar de ser tan españolas, amistades y primeros novios, etc.

Como chinas andaluzas, las Zhou ven como su educación en España choca con algunas de las costumbres y tradiciones de su país que su familia se empeña en que prevalezcan. Ellas quieren que venga el ratoncito Pérez o Papá Noel a traerles regalos y no quieren tener que pasar las tardes en el restaurante trabajando con sus padres. También pelearán por conseguir continuar sus estudios, yéndose la hermana mayora EE.UU. con una beca y Quan, la narradora, a Madrid a estudiar Bellas Artes.

El cómic está dividido en capítulos a modo de menú del día, empezando por los entrantes que son la infancia, los distintos platos principales que son la adolescencia y madurez y finalmente el postre, que narra la historia de amor de sus padres. Si ya de por sí la etapa de adolescencia y madurez es jodida de por sí, cuando tienes además un conflicto de identidad por dos visiones del mundo algo contrapuestas la cosa se vuelve aún más complicada.

Con un dibujo algo simple pero muy expresivo y colorido, Quan consigue transmitir todas estas situaciones de un modo cómico, ya que aunque algunas de sus elecciones provocan el enfado de sus padres, siempre se transmiten desde el humor, por lo que se rebaja mucho la tensión que pudieron provocar determinadas situaciones. Además, su modo de contar consigue hacer su historia universal, porque al leerlo te das cuenta de que tenemos mucho más en común de lo que podríamos pensar.