InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest
>

Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
28 November 2017
Barbara Pym es de esas autoras que una vez leídas, si conectas con ella, te hacen repetir, buscar y atesorar todos y cada uno de sus libros. Afortunadamente, la editorial Gatopardo, anticipando la adicción, parece que va a darnos muchas alegrías recuperando su obra... porque ya se sabe, un Pym al año, no hace daño. Y el de este 2017, tras el maravilloso Mujeres excelentes publicado el año pasado, ha sido Amor no correspondido, igualmente fantástico e igualmente recomendable.

Dulcie Mainwaring tiene todas las características de la mujer excelente que Barbara Pym ya nos presentó en su novela del mismo nombre, con la única salvedad de que en esta ocasión es, además, una mujer abandonada: su prometido, con la manida excusa de "no eres tú, soy yo", le ha dejado. Así que nuestra heroína decide que el mejor modo de recomponer su corazón roto es asistir a un congreso editorial donde conocer gente nueva. Allí entran en su vida dos de las personas que formarán parte de su futuro inmediato y, por tanto, de la trama que nos ocupa: Viola Dace, investigadora y escritora en ciernes, y Ailwyn Forbes, editor, ponente, al borde del divorcio y guapo, muy guapo... tan guapo que a Dulcie empiezan a revolotearle mariposas en el estómago y Viola sigue obcecada con él tras una fugaz aventurilla. Por diversos giros del destino Viola acabará viviendo con Dulcie en su casa de las afueras; Laurel, la joven sobrina de Dulcie, también se mudará con ellas... y el guapo de Ailwyn Forbes se convertirá en el centro de una investigación que ni el C.S.I. de Las Vegas podría superar.

Así pues, Pym se sirve de tres personalidades femeninas muy distintas para mostrarnos la realidad social de la Inglaterra de aquellos años, y con una maestría impecable las coloca a todas bajo el mismo techo y las deja interactuar y crecer a lo largo de las páginas. Cada una de ellas busca algo distinto en la vida y lo persigue de una manera también muy diferente; cada una de ellas vive su existencia de un modo que en ocasiones choca con el parecer de las demás, pero ninguna ceja en su empeño de encontrar su camino hacia la felicidad.

Dulcie, entrometida, excelente, generosa, bienhechora, sensata y algo ingenua, enamorada platónicamente de un guapo editor; Viola, arisca, poco social, anclada en un pasado flirteo con ese mismo editor, pero que en el fondo solo busca alguien que la quiera; Laurel, joven y atractiva en un mundo que comenzaba a ofrecer a las mujeres una libertad parecida a la de los hombres y que decide aprovecharla al máximo... Tres mujeres muy diferentes, y cada una, por sí sola vale, mucho más que el repertorio masculino que Pym pone a su disposición.

Los personajes masculinos de Pym siempre están como mínimo un escalón por debajo de sus protagonistas femeninas (normalmente son varios los escalones). En esta novela se hace todavía más evidente, pues nunca llegas a entender del todo qué es lo que ven Dulcie y Viola en Ailwyn Forbes, recién divorciado (o a punto de), algo pusilánime, consciente de su atractivo, de mediana edad pero con gusto por las (muy) jovencitas y que ni tiene una gran personalidad ni se la espera. Pym no deja de resaltar en sus historias cómo las mujeres excelentes se enamoran siempre de los hombres equivocados por las razones más absurdas, como si fuese un defecto como otro cualquiera ante el que hay mostrarse condescendiente. Y lo hace al estilo Pym, con mucho sentido del humor y una prosa en apariencia costumbrista pero muy aguda y perspicaz en el trasfondo.

Es imposible no reírse al leer cómo Dulcie intenta forzar encuentros con su amor platónico pasando una y otra vez delante de su puerta o paseando por su barrio. Lo busca en la guía teléfónica, intenta conocer a gente de su círculo social, visita el negocio familiar, se hace la encontradiza... a ver, ¿quién no ha hecho alguna de estas cosas en algún momento de su vida? Que no hay que olvidar que la historia tiene ya sus 60 años, y no hemos cambiado tanto en algunas cosas. Y eso a pesar de que Dulcie es una mujer muy cabal, pero sus ansias por saber y conocer (las vidas de los demás) no tienen límite, y más cuando se trata del hombre del que se ha encaprichado.

A todo esto hay que añadir que la autora saca a pasear esa autocrítica tan británica llena de ironía y sarcasmo para disfrazar de enredo amoroso lo que, en realidad, es un retrato muy vívido de una época en la que estaban comenzando a cambiar muchas cosas a nivel social. Comenzaban los años 60, y los contrastes entre las mentalidades tradicionales y las más modernas son evidentes sobre todo en el personaje de la sobrina de Dulcie, Laurel, mucho más abierta y liberal en cuanto a sus relaciones con los hombres y el concepto de fidelidad. de hecho se permite juzgar y tildar de patéticas a esas mujeres ya en la treintena que no tienen pareja, como si perteneciesen a otro universo distinto al suyo. Sus malosas (así tal cual, malosas) observaciones sobre las actitudes y acciones de Viola y Dulcie no tienen desperdicio.

Y por si no habíais quedado hartitos de Jane Austen este verano, aquí vengo yo a nombrarla otra vez :). Ya dije en Mujeres excelentes que veía muchos, muchos detalles de Orgullo y prejuicio, aunque en ningún momento se hiciera mención alguna a la novela, y que creía que Pym estaba homenajeando claramente a Jane. Bueno, pues aquí la sospecha se hace realidad y directamente en la última página se nombra el libro de Austen que ya en las páginas anteriores se intuye de manera clara que está homenajeando. Resulta más que evidente la admiración de Barbara Pym por esta autora, y después de la sobredosis austenita que os hemos dado durante muchas semanas, no puedo evitar comentarlo y celebrarlo. Por lo menos en este libro, a diferencia de Mujeres excelentes, nadie puede decir que son alucinaciones mías :)

En definitiva, que si os quedásteis con ganas de más mujeres excelentes pymenitas (toma palabro), ya estáis tardando en poneros con Amor no correspondido, fiel reflejo de que los sueños hay que perseguirlos con todos los medios a nuestro alcance porque es la única manera de verlos cumplidos... aunque sea entrometiéndose un poco.

Pd. ¿Soy la única que espera de ese final algo que Pym no quiso escribir para dejarlo a nuestra propia elección? Porque si ya de por sí es el final Austen que menos tilín me hace, en una historia que tiene lugar 150 años después... ains, Dulcie, Dulcie... con lo sensata y cabal que parecías... :)
Comentar  Me gusta         01



Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro