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Por desgracia, lo primero que me viene a la mente destacar es la atroz traducción. Frases literales, palabras mal traducidas, frases que no tienen sentido (quizá precisamente por una traducción literal), entre otras. Una verdadera pena, ya que mina el disfrute de la historia. Por fortuna, la historia es muy buena. La historia se ambienta mayormente en un teatro y gira en torno a una especie de ¿maldición? (o bendición, según a quién escuches) de la musa de la tragedia, Melpómene. Sin ser una obra de terror, no le falta oscuridad. al estilo de historias de terror gótico. Los personajes están bien definidos y son orgánicos y muy humanos, cambiando según los acontecimientos, y el escenario de la obra se siente muy vivo. Todo está impregnado por una atmósfera densa, a media luz. La pasión por el arte que va más allá de una vocación férrea o las ansias de estrellato, manchas en las paredes, sucesos trágicos, sangre y seres humanos podridos por dentro. Hay de todo un poco. La sensación que me dio la historia me recordó a cómo me sentí leyendo "El Fantasma de la Ópera", lo que me encantó. Por otra parte el tramo final me ha parecido un poco apresurado, de modo que no ha causado un fuerte impacto en mí. El final es bueno, rematado por unos últimos párrafos magníficos, pero el cómo se llega hasta ese final es lo que me pareció que iba a marchas forzadas, como dándose prisa para llegar a él y terminar el libro. Otra pequeña pega es la relación amorosa, que aunque es apenas presente, no se siente de dónde viene. Por otro lado, la relación entre el resto de personajes me ha parecido más fundamentada, mutable y creíble. En definitiva, un libro que he disfrutado mucho leyendo, a pesar de esa, como mencionaba antes, atroz traducción. De momento, los libros que he leído de esta autora me han gustado y atrapado en su atmósfera a luz de gas, así que estaré atenta a ver qué más nos trae en el futuro. |
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