El libro del sepulturero

Imposible resistirse ante la sinopsis de “El libro del sepulturero”, la primera entrega de una serie policíaca ambientada en la cosmopolita Viena de finales del siglo XIX. Una época de cambios, que supuso un gran avance en el ámbito tecnológico, irrumpiendo con fuerza el teléfono, la electricidad, la fotografía, el automóvil o el cine. Pero ante todo es un retrato sobre los inicios de la investigación forense y la criminalística.
Otoño de 1893. El inspector Leopold von Herzfeldt, recién llegado a Viena, se presenta en la escena de un crimen reciente sin que nadie lo avise. Pronto se hace patente la desconfianza de sus compañeros por los modernos métodos de investigación que utiliza y que todavía no han podido demostrar su eficacia. Inmediatamente será retirado de este caso y enviado al Cementerio Central, donde su camino se cruzará con el de Augustin Rothmayer, el sepulturero mayor del lugar. Juntos harán un impactante descubrimiento...
“El libro del sepulturero” articula su argumento en un total de veintinueve capítulos, la mayoría de ellos se inician con extractos del Almanaque para sepultureros, que está elaborando Augustin para los de su gremio. Esta parte en concreto es muy original y me ha encantado, le da un toque espeluznante y un tanto gore debido a las descripciones tan precisas que se incluyen y que me han recordado mucho a las que hace Simon Beckett en sus novelas. Todo muy interesante, pero también bastante morboso y poco apto para estómagos sensibles, como por ejemplo distintos procesos de descomposición en los cadáveres.
En el transcurso de la historia, aprenderemos mucho sobre los inicios de la criminalística y nos convertiremos en testigos de la profunda reforma urbanística que sufre Viena. Una ciudad cosmopolita, magnífica y despiadada a la vez, palpitante y mortal, con una vibrante vida nocturna, donde los barrios pobres no dejan de crecer a un ritmo endiablado. El autor consigue sumergirnos en la atmósfera tangiblemente morbosa de la ciudad, rancia y oscura bajo una lluvia omnipresente, donde la violencia, la miseria y la misoginia hierven a fuego lento.
Gracias a una prosa amena, pero en la que se incluyen nombres impronunciables tanto de lugares como de personas, y de la mano de un narrador omnisciente, la trama avanza con la cadencia suficiente para mantenerte pegada a sus páginas, aunque hay momentos en que se ralentiza, pero es algo puntual y absolutamente tolerable. Otro punto a destacar es su interior, donde aparece impreso un detallado mapa de la antigua Viena que te permite seguir las correrías de sus personajes.
Aunque son tres los protagonistas de esta historia, a los que he encontrado algo desdibujados, pero seguro que esto se remediará en las siguientes entregas, yo me quedo con el de Augustin Rothmayer, un personaje que ha acabado haciéndole sombra al inspector Leopold. Un hombre que proviene de una dinastía muy conocida y meritoria de sepultureros. Un tipo algo descuidado, peculiar y estrafalario, pero extremadamente culto e inteligente, al que le gusta tocar el violín y vive en medio del cementerio más grande de Europa. Un cascarrabias con un gran corazón. En cuanto a Julia Wolf, es una mujer adelantada a su tiempo, pero no he podido empatizar con ella.
Sintetizando: “El libro del sepulturero” es un noir histórico con el que se inicia una serie protagonizada por un trio de investigadores que van a dar mucho juego. Un relato que brilla por la buena ambientación de la metrópolis austríaca, que se halla en el umbral de la modernidad, y por uno de sus singulares protagonistas, más concretamente el sepulturero. Una novela en la que personajes reales mezclan sus andanzas con los de ficción, donde se plasma una imagen costumbrista de la Viena de la época, del antisemitismo latente de su sociedad y del escepticismo ante los nuevos métodos de investigación.

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