InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest
>

Crítica de Ros


Ros
29 December 2022
Una relectura, y en este caso completa, pues a pesar de haberla leído hace ya muchísimo tiempo y cada uno de los tomos, en esta ocasión, lo hice para mi club de lectura , sin embargo, puede que sea la cuarta o la quinta lectura, ya que siempre tengo el libro cerca porque me gusta releer, subrayar y anotar en él mis sugerencias. Claro, está destrozado y tan señalado…

Pero tengo otro que estimo y guardo. Es el primero y el que más he manejado, aunque los demás también están absolutamente marcados y anotados. Son absolutamente imprescnidibles en mi vida lectora.

Esta reseña la hice hace ya un tiempo y la retomo y presento aquí porque, al ser una lectura que me gusta tanto, deseo compartirla con más lectores y esta es la ocasión.

Una obra escrita a principios del siglo XX, por un autor absolutamente desconocido y alzado al lugar donde solo hay morada para los mejores, tras la publicación del segundo volumen de su monumental obra “En busca del tiempo perdido”.

La novela tiene un marcado carácter autobiográfico, que se envuelve y ordena a expensas del ensueño y la rememoración de un joven, que nos reunirá para explicarnos su mundo y su vida en él.

Viene precedida por una anticipación decididamente notable y decisiva, Proust nace y es amamantado con la dulcísima y nutricia leche que emana de los pechos de la burguesía, con una envidiable posición económica y social.

Este pues, será el retrato primigenio e imprescindible de familia para que pueda hacerse efectiva, promoverse y proyectarse la vida literaria de Proust.

El azar y lo que el autor dio en llamar, en múltiples ocasiones, memoria involuntaria, será el motivo fundacional que trazó la trayectoria, cuya punta de flecha dio en pleno blanco, creando en nuestro autor la imperiosa necesidad vital de convertirse en escritor.

Tratamos la obra de un hombre enfermizo, sensible, tierno, dependiente, egocéntrico e hipocondríaco, cuya novela reflejará convenientemente las limitaciones a las que su carácter le enfrentaban.

Marcel Proust, aquejado de un asma con pronóstico grave, estuvo confinado desde niño en una imposibilidad persistente para llegar a vivir una vida físicamente plena.

El carácter, el asma y sus múltiples limitaciones emocionales se mostraban cada día más insidiosas, agotando sus fuerzas, que lo dejaban completamente extenuado tras sufrir un ataque.

Quizá aquel día, que ni siquiera tuvo que ser el peor entre tantos otros, fue el que dictó su futuro. Hizo tapizar las paredes de su cuarto con láminas de corcho para darse un mayor aislamiento y facilitarse una concentración extra que acompañara mejor su tarea de escribir, así, desde la lejanía con el mundo exterior y cercando su mundo interior, Proust escribió su obra universal “En busca del tiempo perdido.”

Esta primera parte quiere y no hace más que reflejar, completar y hacer entender mejor aquello que acontece en “Por el camino de Swann” .

Recuerda, saca, rescata del oscuro mundo de las telarañas una taza humeante en la que se han infusionado unas hierbas, un dulce en forma de magdalena con el que mojar el líquido, un olor perfumado, un recuerdo lejano de lo mismo que se hace fuerte, que insiste y persiste en ocupar los intersticios del alma, que claman por hacerse letra, palabra, frase, novela.

El color va ganando al negro, las telarañas que atan los recuerdos arden como finísima gasa. El recuerdo ya es puro presente, la novela inicia su andadura.

Es capaz de mostrarnos sin ningún atisbo de pudor la dependencia enfermiza y celosa que siente por su madre, dependencia que su padre intentará reprimir y corregir infructuosamente.

Proust es todavía un niño cuando reconoce en su inmenso dolor, el de otro ser. El joven Proust se iguala en su pena con el hombre Swann.

Proust ama, necesita y siente celos de todo lo que pueda apartarle de su madre, siempre necesita más.

Swann siente ese mismo nudo, esa misma inquietud, esa profundísima tristeza, esos celos capaces de convertirlo en un pobre ser taimado, dependiente y perdido para sí mismo.

Esta será la consecuencia del amor que siente por Odette de Crécy, la puede perseguir hasta el infinito sin presentir ni dase cuenta, de que él es el infinito donde ella le esperará mucho más tarde.

Swann, una figura singular que ocupará un amplísimo espacio en la obra, es un hombre que posee la llave que abre los salones, las puertas de las casas de los nobles, de los aristócratas y de los solo ricos, es un hombre mundano y calavera, despreocupado y vividor que reconoce y dice “y pensar que he perdido los mejores años de mi vida y que he deseado incluso la muerte y todo por una mujer que no me gustaba y que ni siquiera era mi tipo,” esta será Odette de Crécy .

Está repleta de personajes que se van a negar a recibir el apelativo de contingentes porque sienten que son necesarios, como la madre, el padre, Odette, Albertine, Gilberta, Charlus, Francisca, Duquesa y Duque de Guermantes, el grupo de los Verdurin, tía Leoncia y tantos otros.

Una novela rebosante de esplendor y de belleza de un modo continuado, no deja escapar la posibilidad de tomar la excelencia de la palabra, en ningún momento parece negarse a que la hermosura más exultante desaparezca.

Repleta de frases largas, sin puntuación, que a veces nos cuesta no llegar a sentir una ligera sensación de anoxia, El libro recoge letras, con ellas va organizando palabras para concluir frases que nos acercan al azul, al amarillo, al rojo, que se mezclarán para dar el atinado color poético que se imprime en esta obra.

Nos propone una enseñanza y un placer que persisten inmaculados y traspasando el paso del tiempo con extraordinaria solvencia y reconocimiento intelectual.

Leer a Proust es querer más Proust. Sin ninguna duda, siempre está, y estará muy presente. Una experiencia lectora inigualable.


Comentar  Me gusta         2020



Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro
Apreciaron esta crítica ()(19)ver más