Los cuatro elementos de sangre: La fortaleza del Sur

Hoy os traigo la reseña de una historia muy peculiar. No solo por su escasa longitud, sino porque está escrita a modo teatro. Apenas hay acciones y eso hace que todo el peso recaiga sobre los diálogos que mantienen los personajes. ¿Os habéis encontrado muchas obras así? Yo no y no me ha disgustado la sensación.

Es una historia muy ágil, en ella la fantasía tradicional es la protagonista, con unos personajes muy jóvenes que deberán luchar por recuperar su reino de las zarpas de la malvada de su tía. Me ha recordado a Las crónicas de Narnia, por el planteamiento similar, con esos toques juveniles y muy mágicos.

Es cierto que los personajes no tienen un desarrollo muy profundo y se pueden quedar un poco planos a la hora de pensar en ellos, pero sí que se les ha cogido cariño a lo largo de la historia. Vivir una aventura en la que no dejan de pasar cosas, ha sido una de las mejores sensaciones de su lectura.

El mundo sí estaba mejor construido y lo cierto es que debo felicitar al autor por ello, porque en una novela de teatro, donde apenas hay descripciones, ha conseguido que sí que nos podamos imaginar a la perfección todos los escenarios que íbamos viendo y es algo que es muy complicado.

Si estáis buscando una novela fresquita para el verano, que se lea en una tarde de playa o piscina y que os transporte a mundos mágicos sin la necesidad de moveros del sitio, os la recomiendo. Se lee en nada y sobre todo, la recomiendo para todos aquellos que estéis pasando por un bloqueo lector, que con estos tiempos tan calurosos, es más que probable que se nos atraganten las lecturas.

¿Soléis leer historias escritas a modo teatro? Yo no y me ha sorprendido. No me ha costado nada habituarme a ello y en seguida le he cogido el gusto.