Querido Diego, te abraza Quiela

Estamos ante una novela relatada a manera de epístolas dirigidas a Diego Rivera de parte de Angelina Beloff, quien fue su primera esposa durante diez años (1911-1921). Elena crea una serie ficticia de cartas supuestamente escritas entre noviembre de 1921 y junio de 1922 en las que se observa la devoción de Angelina, Quiela, por el artista mexicano, quien había vuelto a México al término de la Revolución llamado por José Vasconcelos dejando a Angelina en París.

Las cartas se centran en el amor y la dependencia de Angelina a Diego Rivera, a pesar del silencio y la distancia que el pintor mexicano puso a su relación. También permite ver cómo se desarrolló una época del arte de Beloff, quien años después se trasladaría a México para crear allí la mayor parte de su obra (pintura, grabados y teatro guiñol). Además, ilustra la situación parisina luego de la Primera Guerra Mundial, sus dificultades y la precariedad con la que vivía mucha gente, incluida Angelina.

La postura de Elena Poniatowska es un tanto crítica ante la sumisión de la artista y parece que muchas veces intenta defenderla de la sujeción que Diego imponía. Las cartas están bellamente escritas y causan una doble sensación: por un lado, se muestra un perfil muy romántico de un amor casi ciego que ama a pesar de todo y de no ser correspondida, que se aferra al pasado y a las mínimas posibilidades y esperanzas de un reencuentro; por el otro lado, hace que el lector se sienta agredido por el desdén de Rivera y quiera que Angelina se haga consciente de su situación para poder encarar la ruptura, el abandono e inyectar su vida de la pasión que la pintura le hace sentir.

La manera de escribir de Poniatowska muestra una gran fluidez que permite imaginar que las cartas son reales y, verdaderamente, las escribió Angelina Beloff a su gran y único amor; logran transmitir la pasión, el amor, la devoción y la entrega, pero también ilustran el dolor, el abandono, la impotencia, la consternación y los episodios de sinrazón que seguramente vivió la pintora ruso-mexicana luego de que Diego se fuera sin ella a México. al menos, si no fue así, Elena logra recrear una situación bastante verosímil a partir de lo que se sabe de ambos artistas, su relación y, por supuesto, de Diego Rivera y sus siguientes relaciones.

Es una novela sencilla y rápida de leer que, sin duda, explora bastante bien al personaje principal y narradora, y nos permite conocerla e incluso llegar a simpatizar con ella para defenderla y querer su liberación.