Esta novela se mueve en dos tiempos: en el siglo XVIII con Stanislaw Poniatowski y en los años cincuenta durante la juventud de Elena. En ambas narraciones podemos sentirnos cercanos a los personajes pues los conocemos externa e internamente, somos testigos de esos acontecimientos inesperados y junto con ellos dudamos qué será lo mejor para el futuro. Me gustó cómo cada protagonista, en apariencia tan diferente, logra conectarse a través del tiempo no solamente entre ellos, sino con nosotros como lectores, pues podemos compartir sus experiencias. Una historia sobre crecer, sobre tomar decisiones y sobre las dificultades del amor. |