El diablo a todas horas

Para mí este era el típico libro que sabía que tenía que acabar en mis manos pero que iba dejando pasar sin ningún motivo, simplemente porque tenía otros ya en la estantería. Han pasado años desde que lo tenía en el punto de mira y, ahora ya, puedo afirmar que la espera merecía la pena.

A mí me das algo de América profunda, de white trash, con todo ese trasfondo de violencia y fanatismo, y ya has ganado mi atención. Pero si eso le añades gran capacidad narrativa y complejidad, entonces me has ganado por completo. Y eso es lo que ha hecho el señor Pollock.

Es esta una novela con varios personajes de gran protagonismo, cada uno con sus historias particulares, pero todos unidos por un lugar y una atmósfera común, cuyas vidas están más conectadas de lo que imaginan. Y me cuesta decidir cuál es la trama que más me ha gustado porque es difícil no nombrar a Arwin, con ese proceso de aprendizaje tan brutal y unos valores tan firmes; el predicador (o predicadores), con esa oscuridad y fe enfermiza; o Sandy y Carl, la pareja de asesinos en serie que recorren las carreteras cada verano buscando víctimas con las que pretenden calmar su insatisfacción.

Yo tengo claro que me siento a gusto en el gótico norteamericano. Su crudeza, violencia y oscuridad me enganchan sin remedio, quizá porque conocer ese mundo sórdido y las miserias de sus personajes me parece más real que muchas otras historias.

Ahora ya planeando leer "Knockemstiff". Esta vez no dejaré pasar mucho tiempo.