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¿Cómo hablar de este libro sin que las lágrimas acudan a mis ojos? ¿Cómo plasmar en unas pocas palabras todo el dolor que transmite la autora en 235 páginas? Es imposible, soy consciente de ello, pero al menos quiero intentar que os apetezca descubrir a la maravillosa Alaine Polcz. Alaine apenas tiene 19 años, está recién casada, está ilusionada y solamente piensa en un futuro lleno de felicidad. Está disfrutando de su luna de miel pero esta felicidad se ve truncada por la guerra y por la forma de ser de su marido. La guerra avanza muy rápido y Alaine se tiene que enfrentar a su crudeza. Por si eso fuera poco, también tiene que luchar contra la indiferencia del impresentable de su marido (siento mis palabras pero odié con todas mis ganas a ese hombre). Alaine Polcz fue una mujer maravillosa, luchadora, muy positiva y muy generosa. Esto se nota desde la primera página y a medida que se avanza en la lectura se va confirmando. Fue muy generosa con sus actos y fue muy generosa al escribir y compartir su testimonio. Un testimonio muy crudo y doloroso, sin florituras, la realidad que ella misma vivió. Con este testimonio la autora consiguió dar voz a todas las mujeres 'silenciadas' de la guerra, dar voz a un hecho del que no se hablaba y que era necesario conocer. Porque seamos sinceros, siempre que leemos testimonios sobre la guerra son sobre el conflicto en sí, sobre la hambruna y las muertes, pero en este caso la autora se centra en las mujeres. Esas mujeres que han tenido que sufrir brutalidades a manos de los hombres, sobre todo a manos de los soldados rusos. Violaciones, violencia, enfermedades de transmisión sexual, indiferencia, poca humanidad… Estamos ante un testimonio muy crudo pero muy necesario, un gran homenaje a todas esas mujeres que han vivido estas brutalidades durante la Segunda Guerra Mundial. |
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