Morir no es lo que más duele

La novela comienza con la visita de la Guardia Civil a Sara Azcárraga debido a que han encontrado a un hombre sin identificar ahorcado, que se sospecha que ha sido asesinado, cuya única pista es un papel con el nombre de Sara haciéndola sospechosa principal. Cabe decir que si esto para cualquiera supone un gran estrés, para Sara se intensifica. Sara es una joven de unos 40 años extremadamente solitaria debido a los grandes traumas de su pasado.
Tresser y Coira serán los principales Guardia Civiles encargados de resolver este enigma que se irá enredando cada vez más y que pondrá a ambos policías contra las cuerdas.
De primeras, tiene unos buenísimos ingredientes para convertirse en un thriller fantástico; personajes muy interesantes y un crimen con un oscuro secreto verdaderamente interesante. Esta tensión y estas ganas de conocer un poco más de los secretos que la historia esconde se va manteniendo plenamente durante gran parte del libro. Esa sensación de peligro intenso y de sentir que el culpable puede salir al acecho en cualquier momento ha sido un punto muy logrado por la escritora.
Pero creo que con la manera en la que ha acontecido el final, se ha cargado completamente todo lo que había conseguido. Ha sido toda una puñalada que después de todos las piedras y rocas encontradas por el camino, el final haya sido tan sin sabor y sustancia; sin sacar todo el potencial de los protagonistas.
Tampoco me ha llegado a convencer ciertos aspectos de los personajes que aunque creo que la escritora con ellos ha intentado hacerlos más humanos, ha pecado de restarle credibilidad al buen hacer de los personajes.
Es una novela que me ha entretenido pero que no he terminado de creerme. Debo decir que este ha sido el primer libro de la escritora y que el resto de sus novelas tienen mejores críticas por lo que volveré a darle otra oportunidad