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Con este libro he tenido tres inconvenientes que han hecho que la lectura fuese difícil en todo momento. Era una lectura en la que me costaba centrarme. Los capítulos son excesivamente largos con datos personales que no aportan nada y se repiten (como que el jefe tuviese que mear cada hora debido a su medicación para la hipertensión), así como avances en la investigación que se cuentan varias veces sin necesidad. Además, que no hubiese separación entre los párrafos cuando la narración cambiaba de personaje o situación, me "perdía" teniendo que recular en la lectura más de una vez para saber de quién o de qué se hablaba. Los personajes no llegaron en ningún momento a provocarme empatía. Sara, una de las víctimas, me llegó a parecer una caricatura de lo que se pretendía que fuese. Tresser, el guardia civil que lleva la investigación, es un prepotente de manual; mientras que su subordinado es un sin chicha que no aporta demasiado. La doctora que trata a Sara es un cliché en todos los sentidos y mejor no hablo del "malo" que, como esperaba, es malo malísimo... Por ultimo la investigación. Esa que ves venir aunque no al 100%, pero da igual porque cuando has leido las dos terceras partes del libro está resuelta a base de casualidades. A partir de aquí vemos lo que pasa desde la perspectiva del malo malísimo. Perspectiva que no aporta gran cosa y que si hubiese estado introducida en la trama a lo mejor me hubiese interesado... Como soy un ansia viva y tanto este libro como el siguiente estaban a 5'65€ en casa del libro este verano, compré los dos y hemos leído en octubre el siguiente. Tendréis la reseña próximamente, pero os adelanto que ambos tienen un nuevo hogar en la biblioteca de mi pueblo... |
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