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La novela comienza con la historia de amor de nuestro autor-protagonista con una fascinante historiadora de arte con nombre de musa. Pero 650 páginas dan para mucho, así los recuerdos de un pasado feliz se mezclan con una amalgama de historias y personajes donde el autor tampoco duda en mezclar ensayo, biografía y reportaje para hacernos reflexionar sobre el significado del amor o el arte como herramienta para entender la historia, pero también sobre la identidad y el futuro de Europa, el turismo de masas o el problema de la inmigración. Y la verdad es que idea del libro es buena, la decadencia de ese hotel como metáfora de la decadencia del viejo continente, esa vieja dama que languidece víctima del turismo masivo y que se está convirtiendo en el gran parque temático del resto del mundo donde no encaja la inmigración de pobreza. Suena todo muy bien, ¿verdad? Pues, es una pena que a esta novela le sobre tanta página. El autor ha creado una novela densa, compleja y exigente que me ha puesto a prueba y donde tengo que decir que he pasado por todas las fases: he disfrutado con todo lo que he aprendido e incluso en algunos escasos momentos me he encontrado con partes muy buenas, pero en general, me he aburrido. Como anécdota contaré que algo que me ha desconcertado bastante del libro -un libro que reflexiona sobre el futuro de Europa- es que contenga escenas sexuales explícitas, y más teniendo en cuenta que el protagonista del libro es el propio autor. Lo resumiría como un ensayo sobre el turismo de masas y el futuro de Europa mezclado con una historia de amor que apenas me ha interesado. ¿Por qué lo he terminado? No tengo ni idea, pero también os digo que creo que el final, es lo mejor del libro y me alegro de haber llegado |
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