No deja de ser un relato autobiográfico de un personaje conocido, de una estrella de Hollywood y sobre todo de la televisión, que efectivamente puede resultar atractivo para los aficionados a la serie, y en especial para los fans del personaje de Chandler. Sin embargo, para mí ha sido más que eso... Además de las dosis justas y perfectas de humor y salseo, junto con datos muy curiosos sobre la industria cinematográfica, Matthew Perry, (" Matty"), nos ofrece con gran valentía y honestidad un ejercicio de introspección, desvelando los episodios más crudos de su larga lucha contra la adición (que contrariamente a los que se puede presuponer, empezó mucho antes que la fama), los innumerables programas de rehabilitación y las no pocas ocasiones en que llegó a tocar fondo e incluso en poner en riesgo su vida. Lejos de ser un relato descarnado, morboso o desagradable, consigue transmitir esperanza y agradecimiento a todas aquellas personas que estuvieron y están a su lado en los peores momentos, y sobre todo una gran fuerza de voluntad (a pesar de cada recaída), gracias a la que millones de personas disfrutaron durante años de las risa y la jovialidad que el actor nos regaló a través de las ocurrencias de Chandler, sin que nadie pudiera imaginar el infierno que estaba atravesando cuando por fin había alcanzado el éxito y parecía que lo tenía todo para ser feliz. |