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Si algo tengo claro después de leer tres novelas de Cristian Perfumo es que se trata de un autor en el que puedes confiar. Sus libros dan lo que prometen, ni menos, ni más. Su estilo es sencillo, pero efectivo. Empieza, como puedes ver arriba, con un inicio que tiene ese gancho que necesita cualquier thriller y continúa con una narración muy fluida, que hace que la lectura sea ágil y que convierte a sus libros en una muy buena opción para una tarde de lectura si lo que quieres es desconectar. El protagonista de esta novela es Nahuel, un profe de primaria que, además, trabaja como periodista de investigación en el periódico local. Y cuando alguien anda husmeando en ciertos temas, siempre consigue cabrear a otros "alguienes". En este tipo de novelas, suele ocurrir que los personajes (incluso en el caso de los protagonistas) están faltos de cierto volumen. Han sido creados para conducir la trama y tienen los elementos justos para que el/la/le lector/a/e conecte, pero no tanto como para que se pueda profundizar en él. Eso no es necesariamente malo. de hecho, suele funcionar en la mayoría de thrillers. En este caso, para mí no ha supuesto ningún problema a la hora de conectar con Nahuel y de que me interesase su historia. Pero creo que es justo señalarlo. En cuanto al resto de los personajes que aparecen, pues te diré más o menos lo mismo. Todos ellos tienen un propósito en la historia y cumplen con él sin problemas, pero ninguno resulta memorable. Son correctos en su tarea, pero nada más. La trama de esta novela gira en torno a la misteriosa desaparición de Fabiana Orquera. Y a cómo, después de encontrar una carta con un acertijo y la promesa de que resolverlo le llevará hasta la verdad, Nahuel se mete hasta las cejas en el caso. Creo que, sin ser una trama brillante, está bien desarrollada. El autor consigue que quieras saber más sin emplear grandes artificios. En este libro no hay una tensión trepidante, ni explosiones, ni cosas por el estilo, pero tampoco le hace falta. Está Nahuel, dando vueltas de un lado para otro, hablando con cualquiera que pueda ayudarle a descubrir el misterio. Y es más que suficiente. Toda trama llega a un final. Y aquí es donde a mí se me desinfló un poquito la historia. Por dos razones. Una es que ese último giro, el que lo cambia todo, no me sorprendió de verdad, aunque no lo estaba esperando. Creo que tiene que ver con que ya me lo he encontrado antes (sobre todo en series de televisión). A veces, leer (o ver) mucho de un género acaba por estropearte las sorpresas. La otra razón es que creo que no me convencen del todo los finales con una larga explicación sobre cómo ocurrió todo y quién hizo qué. Por otro lado, tengo que decir que, llegado cierto punto de la historia, empecé a tener una sospecha que cada vez era más grande y me gustaba más, por lo que podía implicar. Pero resultó que estaba equivocada. ¡Me quedé con las ganas! Con esto no quiero decir que la historia no esté bien cerrada. al contrario. Creo que el autor consigue explicar todo y no dejar ningún hueco en la trama. Pero, no sé, no me ha terminado de convencer. Para terminar, hablemos de la ambientación. al principio te contaba que Cristian Perfumo siempre ambienta sus historias en Puerto Deseado. Sin duda, por la configuración de la zona, es un sitio que funciona muy bien en este sentido. Y lo mejor es que el autor consigue, con detalles, situarte allí. En Dónde enterré a Fabiana Orquera, la trama transcurre en la época de la Navidad. Y aquí se da un contraste curioso si te encuentras en el mismo hemisferio que yo: la Navidad llega a Argentina con el verano recién estrenado. Esta es una de las muchas cosas que tiene la Tierra que me vuelan la cabeza. Me resulta curiosísimo cómo, en según qué zona del mundo estés, celebras la misma fiesta, con el mismo significado y costumbres parecidas, pero en distintas estaciones. El caso es que, a pesar de que Nahuel te habla de la celebración de la Navidad y todo eso, nunca pierdes de vista que hace calor porque es verano. Igual que tampoco dejas de notar el traqueteo del coche por los caminos sin asfaltar o la sensación de «aislamiento» porque todo está a muchos kilómetros de distancia. Por eso, te diré que la ambientación está muy lograda y Cristian consigue integrarla de tal forma que no necesita sacarte de la historia para describirte, a lo largo de varios párrafos, qué es lo que sus personajes ven. Por último, y como curiosidad, esta novela está escrita (evidentemente) en español de Argentina. El otro día, hablando con mi hermana, me decía que esto le había gustado mucho porque es como hablar con el propio autor. Yo creo que, además, es un punto extra para la ambientación. Me ha pasado más de una vez eso de sentarme a leer una historia, ambientada, por ejemplo, aquí en Andalucía y no sentirlo. Y no te hablo de hacer una transcripción del acento. No. Te hablo de nuestra forma de hablar, de las palabras o expresiones que utilizamos en según qué zonas, de cómo cambiamos el sentido de lo que decimos solo con el tono que le damos. Detalles que te colocan en el sitio o te alejan de él. Esta lectura es la confirmación de algo que te he comentado al principio y que yo ya sospechaba: si necesito entretenimiento y desconexión, puedo recurrir a este autor porque sé que no me va a fallar. Y esto me alegra un montón porque todavía me quedan unos cuantos libros suyos por leer. Además, me quedo con la sensación de haberme dado otro buen paseo por Puerto Deseado (bueno, en este caso, por sus «alrededores» más bien). Y con las ganas de volver pronto. Lo recomiendo. Como ya he dicho, es una lectura ágil, con una trama bien construida y que se ambienta en un lugar lejano y poco conocido. Este es un libro para desconectar, de esos que te arreglan una tarde o un fin de semana sin planes. No es mi favorito de los tres que ya he leído de este autor, pero es igualmente entretenido. Enlace: https://quepechadelibros.wor.. |
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