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Jorge Valdano fue un más que notable jugador de fútbol argentino. Como entrenador, muy apreciado en la costa levantina, ya que, con mucho mérito logró perder todos los partidos que estuvo al frente de mi Valencia. Lógicamente fue despedido. En la actualidad es reconocido por sus conferencias y actuaciones como comentarista. Cuando Valdano ha terminado de dar los buenos días han pasado 3 siglos. El tango de la guardia vieja sigue escrupulosamente ese ritmo. No es lento, es la quietud absoluta. De argumento flojo, la novela se narra en dos tiempos donde Reverte crea nuevamente a un personaje canalla, ladrón de guante blanco que hace maravillas con el tango y las tangueras. En su presente, nuestro galán venido a menos y 64 años de peso, se reencuentra con su pasado en un campeonato de ajedrez. Si, hay algo de espionaje, poco, mayormente al de Cartagena le sale una historia de amor, pero nada convencional. Sin embargo, la escritura es sublime, rica en poesía sus palabras hacen música. Abusón a mayor gloria de los sentidos. La descripciones de ciudades, barrios bajos, bailes, sentimientos y escenas de amor subidas de tono, son incontestables, he leído a escritores reconocidos por su pluma, que lo hacen peor que don Arturo. El error está en los ingredientes adicionales, al autor le estaba saliendo un libro redondo, con una cadencia adecuada y palabra exquisita. Darle el toque de acción desmejora, y el personaje histórico simplemente desaparece. La intriga es débil, insulsa, insustancial, por contra, dudo que Reverte tenga un libro mejor escrito que este. Y a la belleza hay que llamarla por su nombre. Aunque duela. |
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Crítica de rafaperez
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