La última noche de Libertad Guerra

Impactante sin duda el comienzo de la última noche de Libertad Guerra. Está claro desde la primera página de esta novela de que es lo que se denomina una ucronía. ¿Qué hubiese podido pasar si…? El cambio de un suceso histórico da lugar a una situación totalmente diferente. Hay unos cuantos ejemplos, sobre todo en la televisión o el cine, principalmente imaginando qué hubiese pasado si Hitler no hubiese perdido la segunda guerra mundial.
Estamos pues ante una ucronía nacional, porque nos lleva a una situación concreta en España, en esa España del 81, golpeada por el terrorismo de ETA y con una crisis política en el Gobierno.

Me dice el autor que La última noche de Libertad Guerra no es una novela política. No puedo estar de acuerdo con él en este punto, porque la situación actual de España con una ultraderecha que vuelve a pasear banderas españolas contra una inexistente ETA y a proponer una vuelta al pasado en muchos aspectos de la vida de los españoles, impide no ver esta novela, afortunadamente una ficción, como una cuestión política. Porque cuando cada vez hay más gente que abraza el deseo de que aquel 23F hubiese triunfado, más necesario es pensar qué hubiese podido pasar si así hubiese sido. Y ello nos lleva inevitablemente a pensar qué podría pasar si esas ideas políticas triunfasen.
Una cuestión que no deja de ser política.

Tras este (largo) paréntesis, me centro en la novela, una ficción (afortunadamente) que me cautivó desde la primera página. Inevitable, porque yo soy de la generación que recuerda exactamente dónde estaba, qué hacía, qué pensé en el momento del intento de golpe de estado del 23F. Tened en cuenta además que yo vivía a 110 metros de la Puerta del Sol y a 220 metros del Congreso de los Diputados. Pero esa es otra historia.
Otra historia para vosotros, pero también es verdad que estoy seguro de que La última noche de Libertad Guerra os atrapará. Porque es la historia de dos personas que viven en un constante y si… Sí, parece un juego del autor, pues hace que toda su novela sea un permanente y si. Los protagonistas de la novela viven en un permanente y si: Y si nos vamos a Madrid; y si nos vamos de España; y si nos estamos quietos…
Todo el rato obligados a tomar decisiones por la permanente sombra sobre ellos de Bogart. ¿Y quién es Bogart? Bogart es el malo malísimo que toda novela que se precie tiene que tener para mantener en vilo al lector. Y puedo aseguraros que este Bogart es de los muy malos.

A todo ello hay que sumarle una gran historia de amor que arranca con un polvo de esos de aquí te pillo aquí te mato. Un polvo de esos de si te he visto no me acuerdo, pero que deriva hacia un flechazo que cambiará el curso de la historia de los dos protagonistas. Y del lector, que se quedará atrapado con la búsqueda de Imanol.


Una historia que transcurre en buena parte en Madrid, con escenarios de la época de la movida madrileña, que aunque parezca mentira no son precisamente por los que yo me moví, pero que también nos llevará a Lerma (que ciudad más bonita) y a Baracaldo (con c o con k, eso depende de dónde vengas).



OPINIÓN PERSONAL

No me cabe duda de que La última noche de Libertad Guerra es una de esas novelas que permanecerán en mi recuerdo, como lo hacen aquellas novelas que tocan una fibra sensible de mis recuerdos.
Yo soy de los que está deseando acabar una novela, saber cómo termina. Sin embargo, cuando me quedaban cincuenta páginas para acabar ésta, pensaba que o el final era muy precipitado, o es que había segunda parte.
El final me pareció precipitado, pero no porque lo sea, sino porque en el fondo no deseaba decir adiós a los personajes de la misma. Y eso es lo que implica ese «Burgos, 28 de septiembre de 2021».
¿Habrá continuación? Lo cierto es que el autor me contestó a la gallega, aunque él sea de Burgos: ni sí, ni no, sino todo lo contrario. Lo cierto es que la novela queda cerrada, pero la situación da para poder seguir escribiendo sobre sus dos apasionados y apasionantes protagonistas. O sea, que con un poco de suerte tendremos más Libertad.

Una novela que os recomiendo encarecidamente, sobre todo a aquellos que vivisteis aquel momento histórico. Pero también a aquellos que no habían nacido entonces, porque olvidar algunas cosas o no conocerlas solo sirve para poner en riesgo nuestra libertad y nuestra democracia.
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