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Crítica de Galena


Galena
15 July 2020
Estoy ante uno de los grandes clásicos de la literatura española y reconozco que hace tiempo me daba un poco de respeto acercarme a esta historia. Tenía miedo de no llegar a disfrutarla, pero hace alrededor de un año leí mi segunda novela de Galdós (la primera como adulta), fue La desheredada, y me gustó su estilo, así que eso fue suficiente para que me decidiera de una vez a leer Fortunata y Jacinta.

Cuando empecé a leer el primer tomo la narración me conquistó. Galdós tiene una pluma amena, accesible (no tengáis miedo de que sea una novela densa por ser un clásico, se lee con facilidad) y muy rica. Hay muchas cualidades que hacen destacar a este autor, que por desgracia no recibió el premio Nobel, y algunas de ellas son su cuidado en el rigor histórico en cuanto a lo político, los detalles que incluye, el amplio vocabulario de que dispone y, especialmente, esa capacidad tan suya de retratar con fidelidad a las personas que poblaban Madrid a finales del siglo XIX.

Fortunata y Jacinta comienza presentándonos a unos personajes con gran detalle, y no son los protagonistas, sino sus familiares. Tanto la vida de los padres de Juanito Santa Cruz como la familia de Jacinta sentarán un precedente que nos permiten entender el mundo del que vienen. No sucede así con Fortunata, sus circunstancias son diferentes, pero poco sabemos de sus raíces, algo que marca todavía más el contraste con las diferentes clases sociales.

Esta estructura en la que el autor se desvía, por así decirlo, de la historia principal, por lo general me resulta pesada, pero es que Galdós consigue que me interese incluso por estos personajes que serán secundarios. Me ha conquistado totalmente su forma de narrar, así como la variedad de personajes que presenta, el detalle y lo certero que es con las descripciones y los diálogos. No tiene miedo de dedicar varias páginas a un solo personaje y ese tiempo que se toma sirve para que después la trama pueda avanzar de forma que el lector esté consciente de toda la situación y de aquellos que en ella intervienen.


Se dice que Galdós paseaba por las calles o se sentaba a observar a la gente pasar y conversar, y que sus novelas son fruto de esa observación. Bien me lo puedo creer porque los diferentes registros que muestra en el habla no son una cuestión de imaginación. Para mí, lo más destacable de esta obra es que me ha permitido asomarme a una ventanita que nos deja ver el pasado y conocer como vivía la gente en Madrid en el siglo XIX.

La Historia es una disciplina realmente valiosa, pero es gracias a la literatura o el arte que podemos sentir como se vivía en otras épocas, y Galdós es famoso por plasmar con gran realismo la sociedad de su época. Además de eso, es capaz de poner sobre la mesa cuestiones sociales como la diferencia de clases, el papel de la mujer o la hipocresía de algunos, por eso se ha convertido en mi autor español predilecto.


Hay muchos personajes que se presentan en esta historia, aunque es fácil hacerse con la mayoría, la trama gira en torno a Fortunata, Juanito Santa Cruz y Jacinta. Jacinta representa el ideal burgués de joven sensata, educada, que no pierde los papeles y que es feliz en su papel de esposa, cuidando a su marido. Sabe cuál es su posición y por eso, aunque le de rabia, deja pasar las aventuras de su marido, ya que está hecha a la idea de que no puede esperar otra cosa y que lo mejor para ella es fingir que no se entera de nada. No obstante, la falta de hijos es lo que le duele más. El no poder tenerlos hace que se obsesione muchísimo con la idea.


Santa Cruz representa a una suerte de don Juan. Es un joven que se dedicó a la lectura y el estudio hasta que decidió que la mejor forma de conocer el mundo era experimentarlo, desde entonces se dedicó a viajar y hacer lo que quisiera. Su posición de hombre y de persona acomodada lo protege. Es un ser egoísta que me ha fastidiado bastante, no voy a negarlo, no sé si podría caerle bien a nadie porque es consciente de lo egoísta que es y también es muy capaz de modificar siempre la historia que cuenta para dejarse a sí mismo como el bueno, aún cuando lo que ha hecho es deleznable. No obstante, el autor consigue darle algo de profundidad y no se queda en un mero crápula gracias a la profundidad psicológica que presenta las ocasiones en las que se confiesa a Jacinta.

La acción parte de él, ya que a veces se siente atraído por la natural gracia de Fortunata, y otras por la sensatez y altura moral de Jacinta. Cuando se aburre de una se acerca a la otra totalmente convencido de que llevará esa vida, pero entonces vuelve a cansarse. Es un ser voluble al que me hubiera gustado ver sufrir, pero entiendo que su destino es una muestra de cómo él partía con todas las ventajas posibles. Solo el quedar por debajo de Jacinta en lo referente a la moral y la dignidad es lo que lo molestará hasta el final, porque su culpabilidad es efímera.

Fortunata es la gran protagonista de la novela. En el primer tomo se nos presenta a la familia de los Santa Cruz y a Jacinta, así como su deseo de ser madre, que la lleva a «comprar» a un niño que cree que es un hijo ilegítimo de su marido. Después se nos presenta a Fortunata y en el segundo libro continúa la historia centrada en ella. Creía que se volvería a dar protagonismo a Jacinta, pues el título del libro lleva su nombre, pero no es así.


Fortunata es, pues, el personaje más complejo, aunque al igual que los demás, cae en cierto estereotipo y es difícil entenderla en algunas cuestiones. Es una mujer sin educación, tanto, que no conoce los meses del año, algo que el narrador asegura que desconocen muchas mujeres, incluso algunas de alta cuna. Su forma de hablar lo demuestra, inclusos sus intereses, que pasan por limpiar, cocinar y tareas de trabajo duro que han endurecido sus manos. Casi no sabe nada de religión y su mayor deseo es estar con Juanito Santa Cruz, aunque sabe que su relación no puede estar ya en regla y que nunca será duradera. Pero ella le quiere y no puede evitarlo. Está continuamente en lucha con querer ser una mujer decente y con obedecer a sus deseos, en ser libre de poder hacer lo que quiera sin ser duramente juzgada por la sociedad. Pese a todo, hay en ella sinceridad, inocencia y quien la ve, acaba por apreciarla, pues no tiene malicia.

Después de conocer a Juanito no ha tenido una buena vida y ella es quien me ha recordado a la protagonista de la desheredada, libro que se compara mucho a este y que es el inicio del ciclo de Novelas contemporáneas de Galdós. Fortunata acaba viviendo de sus amantes, aunque solo ha amado al primero, y así sigue hasta que conoce a Maximiliano. Este es un joven que estudia Farmacia y al que ha criado su tía Lupe, prestamista. Es un muchacho enfermizo, delgado y débil, que incluso desgrada a Fortunata. Además, su educación hace que muchas veces le cueste entenderlo pero él está decidido a casarse con ella e incluso perdona su vida disipada.


Esta es la oportunidad de Fortunata de ser una mujer decente y entre unos y otros la convencerán de entrar en un convento a purificarse para luego casarse. Sin embargo, Juanito vuelve a encapricharse de ella, lo que desatará unos celos enfermizos en Maximiliano.

Se crea así, una dinámica en la que la relación entre Santa Cruz y Fortunata afecta a sus matrimonios, pero sus cónyuges reaccionan de formas diferentes, mientras que todo está supeditado a lo que le apetece a Santa Cruz y a la falta de voluntad de Fortunata de rechazar a este, aún cuando es consciente de que él no la trata bien también es sincera al admitir que le perdonaría todo.

Este baile entre una mujer y otra, representando una el pueblo llano y la otra la burguesía conservadora, se dice que es una metáfora de los movimientos políticos que España estaba atravesando en esos momentos. Esta es la teoría que más me ha gustado y creo que es una lectura acertada, donde además de eso Galdós es certero en mostrar el estilo de vida y pensamiento de las dos esferas sociales.

La pobreza, la mortalidad infantil, la vida cómoda de unos pocos, la falta de educación y oportunidades, lo limitada que era la vida de las mujeres, tanto en un ámbito como en el otro, la moral regida por la religión… son algunos de los aspectos que se tratan.

Guillermina la Santa, Mauricia la Dura, Feijoo, Estupiñá, doña Lupe… un abanico de personajes secundarios interesantes que diversifican el dramatis personae de esta novela y de los que no hablaré aquí para no hacer que esta reseña sea todavía más larga.

En cuestiones de edición, tengo que alabar el trabajo de Alianza para celebrar el centenario de la muerte de Galdós reeditando varias de sus obras. Con Fortunata y Jacinta se decidieron por un estuche que contiene los dos volúmenes, cuyas portadas son preciosas. Son libros en tapa blanda con solapas, buena calidad de papel y una edición limpia sin estudio, como es marca de la editorial. Las portadas escogidas me parecen acertadas y para mí es de las ediciones más bonitas que he visto de esta obra, son un regalo perfecto y una gran oportunidad para conocer a Galdós. Por desgracia, creo que no es tan leído como merece y a veces quizá el grosor de sus novelas espanta a algunos, pero su estilo es muy ameno y fácil de seguir.

Fortunata y Jacinta ha sido una lectura que he disfrutado mucho, que me ha sorprendido y que ha situado a su autor entre mis escritores favoritos. Es un clásico que no puedo dejar de recomendar y que es perfecto para saber más sobre cómo era la vida en España en el siglo XIX.
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