Fortunata y Jacinta es un libro demasiado ‘grande' para una reseña al uso. Así que tiraré campo a través y me dejaré llevar. Y digo: -Que estamos ante una novela gigantesca. -Que cuando la gente hable de Madame Bovary o Anna Karenina, leídas por mí con deleite, no podré menos que decir que son Fortunata y Jacinta las mujeres con las emociones, dolores y caídas mejor plasmadas, comprendidas y reales de todo lo que he leído (quizá porque al ser española están más cerca de nuestra forma de ser, hablar y sentir). -Que el lienzo histórico que de España hace Galdós está de lejos en la liga de la Inglaterra de Dickens o la Rusia de Tolstoi. -Que Madrid es más Madrid, más hermoso y lleno de historias que nunca ha sido para mí. Que tengo ganas de recuperar algún mantón de Manila de esos que circulan por Wallapop y que para qué tanta mecha californiana si el pelo oscuro brilla más al sol. - Que el café hay que saber hacerlo, y que la taza y el platillo sí importan. - Que España no sabe sino ser España y los españoles siguen pegándose por las mismas cosas. - Que los curas están mejor con sotana pero sin pelos en las orejas. -Y que hay que recuperar las tertulias, porque si hemos de discutir, que sea mirándonos a los ojos y no en esa mierda del twitter. Que pase el camarero la bayeta antes de apoyar el codo en la mesa, y que bajemos cada uno a nuestro Café a arreglar el mundo, pero de cerca (con mascarilla mientras toque). Gracias Perez Galdós por la fuerza, el espíritu, la ironía de tu literatura, y gracias por el respeto y admiración que otorgas a tus mujeres. |