El árbol de las cerezas

Hacía muchísimo tiempo que un libro no me hacía emocionarme tanto como para no dejar de llorar durante un par de horas. No es tristeza, sino más bien la sensación de que salga algo de tu corazón, algo que llevaba escondido meses y que por fin encuentra el camino adecuado por el que florecer. Y la palabra es florecer, porque este libro no trata de una pérdida, sino de una nueva manera de valorar lo que tenemos, que siempre es más de lo que perdemos.
Si pudiera, le pondría todas las estrellas del firmamento, no sólo cinco