Me sumerjo en esta segunda novela del autor, donde sigue fiel a su estilo, intimista, reflexivo, con pinceladas filosóficas. Es un libro corto que se lee bien y que te obliga parar a pensar. El protagonista se busca a sí mismo, pero la huida nunca nos aporta nada más que caos. La psicología suele decir que es necesario marcarse unos objetivos para sentir que remamos a un lugar concreto, para no sentirnos a la deriva. Si te gustan las novelas reflexivas, dale una oportunidad a este autor.
|