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Estoy escribiendo estas líneas justo después de terminar esta novela, algo bastante impropio en mí, ya que suelo dejar el suficiente tiempo y espacio para que las palabras germinen, se ahoguen, se recuperen y, finalmente, crezcan arrasando con toda la capa de tierra resultante de ese miedo a escribir en caliente. Reconozco que estoy más acostumbrada a leer voces que ya tengan algún tipo de renombre o que, al menos, despierten cierta confianza ya sea por sus obras anteriores o la fuerza con la que irrumpen en el ya de por sí demasiado abarrotado espacio editorial. Precisamente por y gracias a esa costumbre, cuando llegan a mis manos novelas como esta consiguen sorprenderme. En Zona de habitabilidad no se cuenta nada que sea novedoso ni hay tampoco una triquiñuela final que nos deje boquiabiertos y sedientos. Pero es que no le hace falta. Es un texto de los que se devoran rápidamente y después suscitan la (casi) tímida pregunta: ¿qué ha pasado aquí? Nos encontramos con un narrador principal sin nombre, sin pasado previo que se nos esboce y sirva de muleta para comprender su malestar, sus acciones y esa verborrea incesante que a veces describe sin más y otras interroga y desentierra sensaciones y pensamientos que, una generación mayoritariamente perdida como la nuestra, se empeña en mantener amordazados. Entramos entonces en dos planos bastante diferenciados: por un lado, la historia en sí, donde seguiremos los pasos de un joven gallego que se va a trabajar a las Canarias huyendo de una ansiedad cuyo acontecer tiene varias incógnitas; y, por otro lado, a ese torrente reflexivo que inundará el día a día del joven. Es cierto que a veces estos dos planos fluyen con normalidad en el conjunto del texto, si bien hay otras ocasiones en donde el protagonismo de la reflexión opaca la trama y pone de relieve aspectos que quizá no estén bien hilvanados, si tenemos en cuenta también que es una narración de apenas 180 páginas. Esta tendencia intimista y en parte confesional que se aprecia en los últimos tiempos de la novelística breve ha llegado para quedarse y nuevas voces como la de Rubén Pedreira lo constatan. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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