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Un hombre va circulando en su potente deportivo. Alguien está al acecho. Consigue ponerse a su altura y dispararle. El hombre resulta muerto Al poco, el policía Tom MacGrath y su novia son asesinados a tiros cuando salen de un supermercado. Y la ola de crímenes sigue en una oleada ascendente. Alguien está asesinando a personas por, ¿venganza? ¿tomándose la justicia por su mano? Alex Cross y su equipo serán los encargados de resolver los crímenes. Algunos están relacionados mientras que otros parecen haber sido realizados por una mano distinta. Pero ellos investigarán todos a la vez. James Patterson es el autor de thrillers más leído (o que más vende) en el mundo. Muchas de sus novelas han sido llevadas al cine. En varias de las películas fue Morgan Freeman quien encarnó al detective Alex Cross; yo ya soy incapaz de leer estos libros sin ponerles su cara. La verdad es que no es de extrañar que tantos de sus libros hayan sido llevados al cine porque, según los lees, casi te parece estar leyendo un guión cinematográfico. Son libros muy visuales, con mucho ritmo y su conversión en imágenes no debe resultar nada difícil. Como, por ejemplo, “Cruzando la línea”, el thriller que hoy nos ocupa. Si mañana me enterase de que se está rodando una película basada en él no me extrañaría nada Lo bueno que tiene esta serie –esta extensísima serie que irá ya por los veinte títulos- es que cada uno de ellos se puede leer independientemente. Y eso a pesar de que la vida de Alex Cross, el protagonista de todas las entregas, tiene bastante importancia. Pero su vida, por suerte para él, no es tan complicada como para necesitar leer la serie en orden: nada más leer unas páginas, nos situaremos con Alex y su familia. Si bien su vida personal es importante, lo es como personaje, para entenderle y quererle; no en el sentido de que haya un determinado conflicto o cuestión que se plantee en una de las novelas, vaya creciendo en las siguientes y se resuelva en otra posterior. Y los casos, evidentemente, empiezan y terminan en cada novela. Yo he leído unas cuantas pero tampoco demasiadas, creo que no más de cinco o seis. Y os aseguro que no me he perdido en ninguna de ellas En “Cruzando la línea” nos encontramos al James Patterson más sangriento que he visto nunca. No porque los crímenes sean especialmente cruentos, sino porque hay muchísimos. Aquí muere hasta el apuntador, qué barbaridad. En pocas páginas ya habíamos pasado de diez cadáveres. Y es que, aparte de los crímenes “particulares”; hay otros más organizados en los que quienes los realizan entran a saco en determinados sitios y se cargan a todo el que encuentran. Tremendo. Así que Alex va a tener que trabajar a destajo. También su mujer. Lo que me ha gustado es que los motivos que tienen los asesinos parecen justificar los crímenes. No me adentro mucho en el tema para no espoilear nada importante pero el autor plantea un tema que siempre puede ser objeto de discusión: ¿cuándo el asesinado es asimismo un criminal, ¿está más justificado el crimen? Ahí lo dejo... La novela se estructura en ciento cinco capítulos de muy corta extensión; la mayoría apenas cuatro o cinco páginas (son cuatrocientas y pico en total). Hay muchísimo diálogo lo que junto a los capítulos tan cortos hace que la novela tenga mucho ritmo. Su lectura es tremendamente sencilla, entretiene muchísimo y, como no podía ser de otra forma, tiene unos cuantos giros y sorpresas. Una novela hecha para el entretenimiento puro y duro. Conclusión final Me ha gustado “Cruzando la línea”. Es verdad que este tipo de novelas no son novelas transcendentales, que no la recordaré pasados unos meses pero, ¿y qué? Muchas veces lo único que quieres es algo que te haga disfrutar, que te mantenga pegada a las páginas del libro sin mayores complicaciones. Y James Patterson siempre te lo da. |
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