Aventuras de un médico rural den Irlanda

"Dios, menuda casa. Una gata asesina, un labrador con el equivalente canino de la satiriasis que además era alcohólico, y un veterano colega que por alguna oscura razón no parecía tener en alta estima al sexo opuesto. ¿Realmente quería Barry formar parte de aquel zoológico?"
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Este es el dilema al que se enfrenta el joven y recién licenciado Barry Laberty a su llegada a la aldea de Ballybucklebo, una localidad imaginaria de Irlanda, para trabajar como médico en la consulta del doctor Fingal Flahertie O'Reilly, un personaje bastante peculiar y de métodos poco ortodoxos. El consultorio será el epicentro de encuentros con vecinos no poco excéntricos y situaciones bastante cómicas.
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Este es uno de esos libros con los que es muy fácil conectar. La historia es sencilla, amable y mantiene el equilibrio perfecto entre el humor y la ternura. Las diferencias generacionales entre los doctores y la singularidad de sus pacientes, suficientemente generosos como para compartir con el lector sus historias más íntimas, hacen que sea casi imposible no leer el libro con una sonrisa.
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Me ha encantado recorrer Irlanda de la mano de estos dos médicos que, aunque muy diferentes, son todo amor y entrega a su profesión. Mi único problema es haber leído que la historia guardaba parecido con "Todas las criaturas grandes y pequeñas", siendo uno de mis libros favoritos mis expectativas se dispararon demasiado y no las ha cumplido como esperaba (reconozco que era difícil porque el libro de James Elliot es demasiado especial para mi). Aún así, ha sido una buena lectura, ideal para pasar la ola de calor, entrañable y muy entretenida.
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Leeré el segundo.