La mano que cura

Lina descubre, a raíz del fallecimiento de su padre, que su familia está muy vinculada con los poderes de la tierra. Que su madre, la ‘niña Sole', conoció a la maestra Ana Gregoria y esta le cambió la vida, y puede que también se la vaya a cambiar a ella. le abrió los ojos y le hizo ver que tenía la mano que cura. Pero si solo una cura, entonces ¿la otra qué hace?

‘La mano que cura', de Lina María Parra Ochoa, mezcla lo terrenal con lo sobrenatural explotando esa vinculación tan íntima que siempre han tenido las dos en buena parte de las comunidades de todo el mundo y que sigue tan viva especialmente en el hemisferio sur. Probablemente por eso, pese a lo esotérico, esta novela se siente tan real, como si los poderes existiesen de verdad, como si esa conexión estuviese flotando a nuestro alrededor buscando a quien pueda comprenderla, canalizarla y utilizarla.

Y aunque los poderes sean un gran reclamo, me quedo con el otro lado. Porque esta novela habla de dualidades, del bien frente al mal, de intentar avanzar y salir del duelo mientras la culpa hace que te estanques. Y también del poder que tienen los silencios para comunicar y para construir, aunque sea de una manera implícita y desconocida.

En cuanto a la construcción de la novela, me ha gustado mucho cómo ese aura de misterio también la impregna y me ha hecho preguntarme constantemente cuál sería su evolución, incapaz de adivinar el siguiente paso, la manera en que el duelo y el descubrimiento de los poderes se acabarían uniendo.