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Crítica de Paloma


Paloma
16 September 2020
Este es un testimonio sumamente duro y terrible de la lucha por la supervivencia y las abominaciones de los regímenes totalitarios. Como muchos otros libros de no ficción y crónica, creo que debería ser una lectura obligada en la educación básica mundial para dejar de “idealizar” los sistemas socialistas.

Escapar para vivir es la historia de Yeonmi Park, una joven mujer norcoreana que huyó con su familia hacia China, después de años de sufrimiento, hambrunas y torturas para su hermana, ella y sus padres. Su testimonio es brutal y al mismo tiempo, me era imposible dejar de leer: con cada página, me preguntaba ¿cuándo este gobierno tendrá suficiente? Y, ¿en verdad es alguien capaz de causar tanto sufrimiento?

Y es que resulta aterrador lo que Park describe sobre el sistema norcoreano: dictadores que exigen y exigen al pueblo sacrificio por el bien de la nación y de un solo hombre; premios y castigos basados en un sistema social de hace más de 70 años que separa entre aquellos cuyas familias fueron “terratenientes”; mentiras sobre el resto del mundo, en particular de la maldad intrínseca de estadounidenses y surcoreanos. Quizá nada me impactó tanto como el hecho que Kim Jong Il construyó toda una leyenda, un credo a su alrededor, y que la población se sentía obligada a “rezarle”, “confesar sus pecados” (entendidos como malos pensamientos hacia la forma de gobernar), y a creer en toda una serie de historias en donde el líder y su familia hacían todo bien.
También resulta indignante el hecho que esa aparente “igualdad” y lucha contra el capitalismo que defiende el sistema, aplica para todos menos para la familia Kim y sus allegados, es decir, los militares. Ellos no sufren de enfermedades ni de hambre, y viajan al extranjero y gastan en lujos y excentricidades, mientras que más de la mitad de la población muere de hambre y no tiene ni la libertad de moverse de un poblado a otro, sin previa autorización de las autoridades.

El pueblo norcoreano vive un martirio pero, lo más duro es saber qué, al crecer en ese sistema, desde pequeños, las personas no se atreven a cuestionar pero tampoco tienen las herramientas intelectuales con lo cual hacerlo. Park describe cómo, incluso una vez fuera de Corea del Norte, todo ese adoctrinamiento le pesaba, cómo muchas veces pensó que sería más fácil regresar y que alguien tomara las decisiones por ella, porque la libertad era algo demasiado pesado y confuso y ella no sabía cómo elegir. Es brutal conocer cómo regímenes dirigidos por otros seres humanospueden doblegar y acabar con el espíritu de otros hombres y mujeres.

Desafortunadamente los sufrimientos no terminaron para Yeonmi y su familia tras salir de Corea del Norte: en China, debieron también tolerar una serie de vejaciones y fueron víctimas de tráfico de personas, si bien fue en este país donde tuvo su primer atisbo de libertad y de otro mundo. Sin embargo, nunca tampoco durante ese tiempo vivió sin miedo, algo que también resultó terrible pues el régimen chino deporta a fugitivos norcoreanos de regreso y con las peores consecuencias. Y se evidencia también que no solo hablamos una única tiranía, sino que muchos otros países contribuyen a que se continúe el status quo.

Actualmente, Yeonmi es una activista por los derechos humanos y da conferencias sobre su experiencia y en contra del régimen de Corea del Norte. Como ella misma relata, dentro de lo que cabe, su vida ha sido mucho más afortunada y se ha dado cuenta de la misión que puede cumplir en favor de todos los millones de jóvenes que siguen atrapados en un país y en un sistema que aplasta el espíritu y la voluntad de vivir. Su testimonio también me parece fundamental para no olvidar el grado de opresión y maldad pura al que pueden llegar los gobiernos y dictadores y que por ello, siempre debemos mantenernos alertas. Como la propia Park dice, ante tanto sufrimiento, tanta carencia, uno mismo puede llegar a perder su humanidad y convertirse en una máquina que obedece, que ignora el sufrimiento y con ello, contribuye en cierta manera a perpetuar el régimen y la tiranía.
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