Gabriel

Una noche comienza
Lo que no se esperaba Gabriel aquella noche era que a su mejor amigo no se le ocurriera dejar de pisar el acelerador. La fiesta y el alcohol les jugaron una mala pasada. Solo y sin poder comunicarse con nadie, se encuentra con Sofía, una muchacha de diecisiete años de la se enamora completamente. Sofía, por su parte, no pensaba que algo tan imposible le pudiera suceder a ella, tanto es así que la situación llega a superarla.
Es así como se conocen el fantasma de Gabriel y la joven Sofía. Ella con un futuro por delante, terminar el bachillerato, entrar en la universidad…; él con el sentimiento endeble del qué pasará mañana. Ambos nos ofrecerán una historia de amor bastante sencillita y a la que quizá le sobre un poquitín de intensidad. Cabe decir que nos encontramos ante una novela juvenil, quizá incluso para edades tempranas y que esto se nota en la novela.
Una vez que ambos personajes se unen, les seguiremos en su relación hasta que algo los separa y provoca que el personaje de Sofía enferme. La verdad es que este segundo acto no me ha agradado mucho porque siento que se justifican cosas muy graves como si fueran chiquilladas (no comer, la incomprensión juvenil, la responsabilidad como estudiante…). En este sentido, la trama avanza y todas las acciones de Sofía se justifican por amor y hay algunas que no me parece que deban excusarse con esa idea.
Ángeles y demonios
Más allá de esto, cabe decir que el personaje de Gabriel es muy mono. Es un chico sensible, que se preocupa por los demás, es educado, protege a Sofía (es verdad que desde un punto muy galán para mi gusto, pero claro estamos en muy juvenil) y en este aspecto es un personaje al que le coges cariño. Es verdad, que sus líneas de intervención son más sencillitas y que en la que recae el peso de alguna reflexión, curiosamente, es más en Sofía.
El lenguaje de la novela será claro y sencillo, incluso podría decirse que repetitivo, los diálogos estarán muy dirigidos acompañando a la sencillez de la novela al completo. Sin embargo, la ambientación me ha gustado bastante porque ha estado fuera de las ambientaciones sobre las que suelo leer. En este caso, nos encontraremos en Rumanía y tendremos ese toque de su cultura tanto en comidas que se mencionen, como en lugares, tradiciones, y esto es muy de agradecer porque no es nada frecuente.
Usar las alas
La verdad es que la novela se me ha hecho un poco pesada, porque siento que la parte media tiene mucha reflexión interna que se repite en aras de justificar determinados comportamientos. Además, como decía más arriba, no me parece que para un juvenil sea lo más adecuado ejemplificar acciones peligrosas como vías de escape a la ansiedad, por ejemplo. Es cierto que los personajes, especialmente Gabriel, son curiosos, tienen su personalidad, pero la línea de sencillez del estilo y trama de la novela hace que los leas sin más.
Por otro lado, el gancho para la segunda parte me parece muy débil y no creo que después de lo que han pasado los personajes en la primera sea necesario molestarles en la segunda.
En cualquier caso, como digo es una novela juvenil, con lo que con total probabilidad, al no ser yo el público objetivo, no haya podido disfrutar de ella como podría haberlo hecho. Os dejo a vosotros el testigo.

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