El brazalete del último vástago

Puedo adelantar ya desde el inicio de esta reseña que el único inconveniente que detecto en El brazalete del último vástago es su reciente publicación y la consiguiente espera que me queda hasta poder contar con su continuación. Por lo demás, ha sido toda una sorpresa encontrarme ante una obra tan fresca y original habiendo sido capaz su autora, Gineta Pardo, de darle una vuelta más al género de vampiros para crear un universo completamente nuevo y distintivo dentro de la fantasía oscura. Si bien puede entenderse como una novela juvenil, cabe señalar que sus líneas están jalonadas de elementos muy adultos que bajo mi punto de vista enriquecen la trama y le otorgan una mayor oscuridad muy bien recibida.

Luc es un adolescente cuya vida dará un auténtico vuelco el día en que se despierte con un brazalete que ha aparecido misteriosamente en su muñeca. Pronto este ornamento que parece formado por fragmentos óseos dejará de ser para él una pieza únicamente de bisutería al resultar evidente que su relevancia va mucho más allá, implicando a todo su entorno de una manera que jamás habría considerado posible. La fuerza sobrenatural que parece envolver este brazalete será el preludio para la aparición de todo tipo de seres demoníacos y personajes cuyas intenciones parecen amenazar continuamente el mundo conocido por Luc hasta el momento.

La novela es corta y su ritmo dista mucho de ser el habitual de una obra típicamente introductoria a una saga. Los acontecimientos se suceden casi sin respiro y, sin embargo, todo está perfectamente explicado dejando solo al lector con los esperables interrogantes teniendo en cuenta que nos encontramos ante el primer libro de una serie. Me parece especialmente destacable la elección de personajes y cómo la autora en ocasiones incluso juega con las apariencias para despistarnos acerca de las intenciones de algunos de ellos en ambos sentidos. Igualmente me ha resultado llamativo y muy acertado el uso de los clanes, las nacionalidades, algunos sucesos históricos, etc para potenciar aún más el atractivo del argumento y conferir una personalidad muy particular a algunos de los seres presentes en la novela.

Además de ello la autora consigue conferir una excelente pátina de incertidumbre al contenido. Esto es algo especialmente valioso en tanto en cuanto pudiéramos pensar que, tratándose de una saga, hay ciertos elementos que van a permanecer inalterables. Sin embargo, enseguida nos damos cuenta de que cualquier cosa puede acontecer en sus líneas dejando al lector en actitud de alerta a golpe de giros argumentales, violencia y también mucha emoción realmente conmovedora. He descubierto igualmente una pluma ligera que, aunque sin florituras innecesarias para este tipo de ficción, pone de relieve el gran bagaje cultural y léxico de la autora. Para concluir solo espero que no se me pongan los dientes (o los colmillos) muy largos a la expectativa de un segundo libro que promete ser la consolidación de todo un nuevo universo vampírico y demoníaco realmente absorbente.