Los pazos de Ulloa

‘Los pazos de Ulloa' de Emilia Pardo Bazán ha sido mi primera toma de contacto con la autora y, sin duda, no será la última. Julián Álvarez llega desde Santiago de Compostela a los Pazos de Ulloa para ejercer de capellán del marqués de dicho sitio, don Pedro Moscoso, y ayudar a poner en orden la administración del lugar. al poco de su llegada ya “se le figuraba Sabel provocativa, Primitivo insolente, el abad de Ulloa sobrado bebedor y nimiamente amigo de la caza, los perros excesivamente atendidos, y en cuanto al marqués…” Qué decir del marqués, rodeado de personas embrutecidas, parece solo vivir para la caza, el vino y para dejarse llevar por sus pasiones, mientras que Primitivo, supuestamente su sirviente junto con su hija Sabel, es el verdadero amo del lugar. Acostumbrado a la vida recatada en casa de los señores de la Lage en la ciudad, religioso ferviente, Julián tiene que hacer frente a la mugre, a la ruina de la casa y a la falta de moral de sus habitantes.

Qué maestría con el uso del lenguaje, las descripciones del paisaje, el ambiente rural contrastado con la ciudad, la corrupción política, la falta de moralidad contrastada con el fervor religioso, la crítica al papel secundario de la mujer, todos los elementos de esta novela contribuyen a enriquecerla y dejarnos claro qué gran escritora era doña Emilia. El libro cuenta, además, con una introducción muy completa sobre la vida de la autora, lo cual es otro punto a favor. Tan solo la parte política que hay hacia el final se extiende demasiado para mi gusto, pero no por ello desmerece esta obra, así que es muy recomendable para todos aquellos que, como yo, disfruten con un buen clásico 😉.