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¡Quiero encontrar a mi helado de fresa! Lo he decidido desde el momento en que pase la última página y mi corazón daba mil saltitos de emoción. Así que, ¿Cómo podría describir está lectura sin realizar ningún spoiler? Demasiado complicado debido a la loca obsesión que he desarrollado por esta novela tan preciosa que he tenido el placer de descubrir este año. Por lo que aunque me cueste la vida (y solo para dar inicio a esta reseña), intentare describir brevemente lo que significo para mí esta historia: "Una auténtica obra de arte que te hace desear disfrutar de la vida, aún cuando uno sienta que todo está perdido." Así de motivadora y perfecta resulta está novela. Cuando la editorial nos lo mostró en la novedades del mes de Abril (¿casualidad, no lo creo?), sabía que tenía que leerlo. ¡Fue amor a primera vista! Presentía que era el tipo de novela que te mantiene despierta por las noches solo para saber cómo se va a desarrollar la trama. Así que sin tener conocimiento de la sinopsis, tome el libro y al primer capítulo me imaginé que rumbo tomaría la historia. “En el mundo hay personas nuevas y, cuando conoces a una, debes dejarla entrar.” Abril descubre el mar y los helados de fresas, fue "esa novela" que elegí porque tenía una portada sencilla pero con un color rosa hermoso, un título cute y un dibujo de una mujer con una paleta... ¿Necesitaba más? Por supuesto que no, ya lo tenía todo. Abril es una mujer que está acostumbrado a la rutina. Tiene un esposo y un hijo, con quienes tienen una agenda planificada de lo que van a realizar en su día a día (desde hace veinte años). Cierta noche, en un momento de intimidad, Pedro (su esposo), decide experimentar algo nuevo, cosa que aunque Abril no se opone y resulta bastante complacida... le hace despertar una alerta en su mente de que algo no está bien. Y es que desde hace unos años, su esposo ha cambiado sus hábitos alimenticios, realiza ejercicios para estar en forma y ha estado viajando mucho por motivos de trabajo. Cosa que, siendo sinceros, desde el primer momento nos damos cuenta que existe algo más que unas escapadas de trabajo. Cómo es de esperarse y solo haciendo referencia a los primeros dos capítulos, su matrimonio se ve roto cuando Abril le cuenta a su marido que desea tener otro hijo, lo que obliga a Pedro a contarle de un ascenso que le han ofrecido en otro país y una "nueva ilusión" que ha conocido y le está causando confusión. Argg ¡Maldito Pedro! Fue mi primer pensamiento, quise golpear a ese hombre, insultarlo hasta que mi boca me lo permitiera y desear que el karma se hiciera cargo de él. Pero respire y conté hasta mil. Deje de dedicarle sentimiento alguno para luego sentir empatía por nuestra protagonista. Quise protegerla, separarla de una vez por todos de ese pedazo de basura, para que lograra salir de esa burbuja de felicidad fingida y se animara a dedicarse una segunda oportunidad para sí misma. “Me ha quedado claro que las cosas no siempre ocurren cuando uno quiere, sino cuando el universo te las manda.” Afortunadamente para los lectores, ese cruel inicio de la realidad, nos ofrece la oportunidad de ver crecer a nuestra protagonista, tanto personal como profesionalmente. Obviamente tendremos que conocer primero a una mujer con el corazón roto, pérdida, con veinte años de su vida desmoronándose, ¿Quién no se encontraría de esa manera? Así que será una travesía de descubrimiento, amor propio, amistad incondicional, meditación y un romance lleno de complicidad que nos hará disfrutar a lo grande. Porque efectivamente, tendremos romance. Una de esas relaciones preciosas que te hace olvidar que el mundo puede llegar a ser perverso. De tal manera que conoceremos a este personaje masculino que hará suspirar a más de una lectora (yo quedé perdidamente enamorada). Su nombre es Oscar, un joven de veintisiete años que conoce a Abril en el club donde las amigas de esta decidieron reunirse para festejar sus treinta y nueve primaveras. Este personaje representa esa dosis de frescura que nuestra protagonista necesitaba. Ojo aquí, con esto no quiero decir que Abril necesitara de otro hombre para poder olvidar a su exmarido. No, a lo que quiero llegar es que este joven representa la madurez y la libertad que nuestra querida Abril parece olvidar. Es un hombre que sabe lo que quiere, es educado, caballeroso, todas las mañanas se toma un momento para agradecer a la vida, meditar un poco y… ¡También ama a los animales! Tremendo partidazo. No obstante, nuestra protagonista tiene muchas dudas, y no es para menos, una ruptura no es algo sencillo, debe tener su momento de duelo, superar diferentes etapas de aceptación y este joven, es ese empujoncito que le muestra la vida de forma distinta a lo que siempre ha conocido. Este chico cuyos besos sabor fresa le hacen despertar emociones que nunca sintió. Es necesario recalcar, que aunque el romance está presente y es algo muy bello para disfrutar, la novela es más sobre descubrimiento y crecimiento personal. Por lo que los invito a acompañar a nuestra Abril, en este camino lleno de baches que tendrá que cruzar para llegar a lo más preciado que tenemos... amarnos tal cual somos y nunca dejarse caer. “…el amor no tiene edad, ni cara, ni sexo, también me había quedado claro.” De modo que si buscan una lectura sencilla, con mensajes positivos que llegan al alma, Abril descubre el mar y los helados de fresa, es la lectura que necesitan para pasar un rato muy agradable. ¡La recomendaría hasta con los ojos cerrados! |
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