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Micah Torrance está saturado. Cuida de su rancho, de sus negocios y de su hija Janey, por eso contrata una cuidadora para su hija llamada Karine. Ella es una patinadora profesional que tras una lesión no se ve capaz de volver a las pistas y huye al rancho. Lo que no sabe, es que Janey adora patinar y que tendrá que enfrentar su miedo. Tampoco puede imaginar que su corazón congelado puede llegar a sentir algo hasta que conoce a este vaquero. Pero él tiene una prometida y no debería sentir nada por ella, pero, lo bien que trata a su hija y su bondad, hará que dude de todo lo que le rodea. Es un romance muy bonito, lento y con muchos matices. Tenemos historias de superación, de esfuerzo, de trabajo duro, de como superar el acoso, las decepciones y los miedos. Me ha encantado toda la historia y como poco a poco se van enamorando, aunque la forma de ser de Micah me ponía demasiado nerviosa y su forma de actuar no me gustaba nada. Pero poco a poco, abre los ojos y cambia. Karine es una protagonista que me ha encantado, llena de esfuerzo y bondad, muy bonita su historia y lo que siente por todos. El mejor personaje es Janey, la hija que verá en Janey la madre que no tiene y que quiere seguir sus pasos. Una novela para disfrutar y sentir, con la que te apetecerá irte a un rancho a vivir una historia de amor jajaja |
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