No es la mejor aventura de Mario Conde, pero el ambiente de la Habana está presente y además en el barrio chino, por cierto, qué buenos restaurantes hay ahí. La resolución es un poco de aquella manera, la trama está bien llevada, el asesinato de un chino cubano y la investigación dentro del colectivo chino de la Habana con sus peculiaridades y sus silencios. Mario Conde ya no es policía y recuerda un caso dentro del barrio chino, se cuenta como ha cambiado el barrio y sus habitantes, como dice uno de ellos, "yo soy chino, mi hija cubana". |