Mierda en mis zapatillas

Hanna vuelve a su pueblo con el rabo entre las piernas, sobre todo con el miedo de cómo la recibirán después de lo que hizo y ha estado cuatro años sin estar en contacto con los suyos. Lo que hizo sabe que no estuvo bien, pero en aquel momento solo pensaba con el corazón.

La madre de Hanna la recibe con los brazos abiertos, con lágrimas y lo único que le importa es que su pequeña está de vuelta. A Hanna le duele mucho ver cómo está su padre y se culpa por no estar a su lado estos últimos cuatro años. Pero Burke, su hermano, no la recibe bien, es más le pide que se largue, en él hay dolor.

Hanna está perdida, pero no puede estar en casa de sus padres porque le duele mucho. Su cuñada, Raquel, le ofrece que se quede en el hotel. Aquí es donde volverá a ver a los hermanos Kai y Axel.

El romance es lento, al principio con sus tiras y aflojas, ambos tienen cierto dolor. Pero al verse cada día hace que no pueden evitar hablar, y Emma, su mejor amiga, va a hacer que ellos coincidan mucho.

Es una novela con dolor, Burke y Hanna deberán saber volver a hablar y dejar el pasado atrás; los gemelos son entrañables e incondicionales, pero a la vez saben ponerse entre las cuerdas. Raquel tendrá un papel importante, pero también una sorpresa para los lectores.

Pero ante todo es una novela de perdón. Sobre todo, de Hanna hacia sí misma y lo que hizo, hacia su hermano porque él pensó que hacía lo mejor y siempre ha querido a su hermana. Porque el perdón puede costar, pero el amor nunca se olvidará es capaz de resistir al tiempo y a la distancia.

Veremos a personajes de la primera parte y como ellos también avanzan en el tiempo y sus pequeños conflictos. Es una historia que tiene un peso importante la amistad porque ellos se están convirtiendo en una pequeña gran familia.

Y no olvidemos a Matilda que tendrá su momento.