Mierda en mis zapatillas

Hanna vuelve años después a su casa. Se marchó sin mirar atrás, detrás de un hombre, abandonando, de un momento a otro, a su familia y amigos. Pero ha vuelto con la cabeza gacha. Sabe que no la recibirán con los brazos abiertos y no sabe si se está equivocando al regresar. Sin embargo, no tiene pensado irse. No después de ese golpe de realidad.


Hanna siempre se ha denominado como la oveja negra de su familia: rebelde, no hace caso, no acepta consejos de los suyos... A su vuelta descubre que muchas cosas han cambiado, aguantará las miradas y susurros de las cotorras del pueblo e intentará sanar. Conocerá la nueva realidad de su familia y cómo, su propio hermano, que ha formado su propia familia en estos años, la repudia.


Va a pasar por un montón de fases, desde el arrepentimiento, pasando por el enfado y la tristeza, hasta por el rencor.


Allí se encontrará también con viejos conocidos, como los gemelos, aunque más precisamente, con Kai. El callado, el observador, el del pelito largo, con el que nunca ha tenido mucho contacto. Hasta ahora, cuando se ve obligada a trabajar en el hotel de su cuñada. Conocerá al resto del equipo y, aunque con algunos saltan chispas de tensión, con otros se llevará estupendamente.


Vuelvo a la serie Mierda encantada de la vida, necesitaba saber más de este personaje del que casi no se habla. Como siempre, a estos libros les acompaña un toque cómico que ayuda a que la historia no se vuelva cargante.


Sí que es verdad que en algún momento se ha vuelto algo pesado, aunque creo que ha sido más por mí y este calor que hace que por la historia.


Lo he disfrutado y sufrido a partes iguales, y no puedo tener más ganas de empezar el de Axel 🙈


Reencuentros, sentimientos a flor de piel, un portal de Belén un tanto... extraño. En definitiva, un libro para disfrutar del perdón de todos, pero sobretodo, de una misma.