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Oyeyemi busca entre los cuentos de Blancanieves y Caperucita -quizás también en el Flautista- los personajes que llenan esta fábula; pero también están los conflictos raciales en la norteamerica de los años 50-60, está la maternidad, la familia, la identidad, tanto la que se va construyendo en la adolescencia como la sexual, ... Está es una fábula de tres mujeres, pero creo que es más una fábula de muchas mujeres. Los personajes fuertes en esta historia son mujeres. Sobreviven a la familia, a su destino, a su origen, a su piel, a las expectativas sobre ellas. La autora se sirve de cuentos (como lo hace también en Mr. Fox) para contar una historia de identidad, al fin y al cabo los cuentos -los que son edulcorados y los que en verdad fueron- conforman todo un sistema de comportamientos y modelos que nos acompaña, lo queramos o no. Es cierto que la narración a veces no es fluida pero no hay que desistir por que el giro final, donde Helen Oyeyemi nos lleva, merece la pena. Nos deja de nuevo con los roles cambiados, con la sospecha de que todo tiene una segunda, hasta una tercera, lectura; que todo lo que sucede tiene un reflejo que puede distorsionar lo que creemos real en los espejos donde nos miramos. |
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