Durante muchos años he escuchado que es un libro para niños, pero a mí en mi niñez me costaba comprenderlo. En cambio, ahora, en mi madurez he disfrutado la lectura de este libro y he comprendido sus metáforas fantásticas. Un mundo de fantasía pura y blanca, de la que tanta falta nos hace en estos tiempos, ilumina al lector por cualquiera de las peripecias que protagonizan esta historia.
|