Siguiendo el consejo del Rey de Corazones, empezaré esta reseña por el principio y seguiré hasta llegar al final. Allí me pararé. Este es un libro para volver a la infancia y para disfrutar otra vez de ella. Cada situación disparatada que se le presenta a Alicia en el País de las Maravillas, hace que vayas pasando las páginas de sonrisa en sonrisa. La historia es fácil y rápida de leer y es bastante divertida. La disfrutarás tanto si eres un gigante como si eres diminuto. Así que muerde el lado de la seta que más te guste y diviértete. Mientras leía me ha venido a la cabeza alguna canción, por aquello de vencer la tiranía del tiempo y los espejos a base de cuentos de dragones y princesas, o por lo de volver a ser un loco para sobrevivir a la locura de la vida. El caso es que no creo que esas canciones sirvan para el baile de la langosta, más bien para que me tiren algún trasto a la cabeza. Poco más hay que decir. Solo que merece la pena darse una vuelta por El país de las Maravillas, y como acabo de ver un conejo blanco pasar corriendo mientras miraba el reloj y de momento aprecio mucho mi cabeza, voy a dar por concluida esta disparatada reseña, ya que llego tarde a una merienda con un famoso sombrerero y algunos amigos más. PD: Lo prometido es deuda. He llegado al final. Aquí me paro. |