Nos encontramos ante el volumen más triste y duro de "Heartstopper". En esta cuarta parte la historia se centrará especialmente en el desorden alimentario de Charlie y en la importancia de la salud mental. Creo que aunque al principio choca, porque es la primera vez que un volumen tiene este tono tan triste y desalentador, también es esperanzador ya que, sin trivializar lo difícil que es manejar y mejorar una enfermedad así, sí que se habla de que siempre hay posibilidad de mejora. También me ha gustado muchísimo que los protas desmitifiquen los poderes curativos del amor romántico, ese amor que todo lo puede y todo lo sana, ese "yo que lo amo, lo puedo salvar". Me ha gustado ver como Nick lidiaba durante todo el tomo con este sentimiento, y como acaba comprendiendo que él no podía salvarlo, solo podía estar ahí. Es muy, muy emotivo. Me da la pena del siglo pensar que el siguiente volumen será el último, pero bueno, lo espero con ansias. |