Nick y Charlie siguen siendo tan adorables como siempre. Ya le han contado a casi todo el mundo que están saliendo y su relación se va haciendo más sólida. También vamos conociendo un poco más a sus amigos, la banda de París. Pero es verano y Nick se va de vacaciones tres semanas, así que Charlie se queda solo con sus pensamientos y sus problemas. Este cuarto volumen cambia un poco el tono con respecto a los otros tres libros. Es más duro que los anteriores y toca temas muy importantes al tratar sobre la salud mental y los trastornos alimenticios. Me ha gustado mucho como la autora ha tratado estos temas y cómo nos muestra cómo puede afectar este tipo de trastornos tanto a la persona que lo sufre como a aquellos que lo rodean: familia, pareja, amigos. Podemos ver estos dos puntos de vista a través de Nick y Charlie y así vemos como cada uno intenta afrontarlo a su manera. Nick y Charlie aprenden que el amor no puede curarlo todo. No hay ninguna solución mágica que cure una enfermedad metal; es un camino difícil, una lucha que se desarrolla día a día. Pero con un poco de ayuda las cosas pueden mejorar. ¡Qué ganas de leer el quinto volumen y qué pena me va a dar que se acabe la historia! Mención especial a lo maravillosas que son Tori y la madre de Nick. |