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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
03 June 2021
Hoy completo el nivel 3 de mi reto Todos los clásicos grandes y pequeños, y lo hago con la premisa que quizás más fácil tengo para escoger de entre todos los libros que tengo en la estantería: la de clásico que haya sido adaptado al cine o la televisión. Aun así no fue mi primera elección, tenía pensado traeros otro libro más sesudo, pero ya habréis visto que ando desaparecida, que se me pasan las semanas sin colgar ni una reseña y, sinceramente, estoy agotada por muy diversas razones que no vienen al caso. Así que decidí ser amable conmigo misma por una vez, cambié el libro a última hora y leí algo que me apetecía mucho, que sabía que iba a ser ligero y me iba a volar en las manos, y que además estaba segura de que iba a disfrutar porque ya conocía la historia precisamente por su adaptación televisiva de 1982. al final ha resultado que se desvía mucho del libro, pero la lectura no me ha decepcionado en absoluto, me lo he pasado en grande y he puesto final a una de mis vergüenzas: por fin he leído La Pimpinela Escarlata.

La trama comienza en París, en septiembre de 1792. Luis XVI y su esposa María Antonieta ya han sido encarcelados, la Convención Nacional ha asumido todos los poderes de la República, la sangre corre por las calles pidiendo más sangre y, en definitiva, son muy malos tiempos para ser aristócrata en Francia. La Revolución Francesa se cobra vidas a un ritmo endiablado y la guillotina chorrea sangre de sol a sol. Entre tanta muerte, los esbirros del Comité de Salud Pública solo tienen una preocupación: un grupo de ingleses valientes y temerarios están consiguiendo sacar a aristócratas franceses de su país trasladándolos a Inglaterra sanos y salvos, y lo hacen en las mismísimas narices de aquellos que vigilan las entradas y salidas de las barricadas de París. Se disfrazan, engañan, despistan... da igual el método que usen, siempre consiguen su propósito. Este grupo de ingleses parece seguir a un líder que se hace llamar la Pimpinela Escarlata, y Francia ha puesto precio a la escurridiza cabeza de este desconocido y entrometido inglés que se ríe de ellos en su propia cara. No pararán hasta descubrir su identidad y colocarle bajo la cuchilla.

Esta es la premisa de la novela, y aunque la trama tiene de fondo la Revolución Francesa, lo cierto es que abandonamos Francia para no volver hasta mucho más adelante en la historia, porque el grueso de lo que realmente nos interesa transcurre en Inglaterra. Y aquí viene lo peliaguado, porque obviamente yo he abierto el libro sabiendo quién es la Pimpinela Escarlata, pero quienes no hayáis leído el libro o no hayáis visto ninguna adaptación, no deberíais acercaros a la historia con ideas preconcebidas. Se revela a mitad de la narración y tampoco creo que haya que ser Sherlock Holmes para adivinarlo mucho antes de ese momento, pero ¿qué necesidad hay de dar pistas que adelanten acontecimientos? Ninguna. Así que a ver qué os cuento que sea lo más aséptico posible.

Una vez situada la ambientación, y ya en suelo inglés, conocemos a dos miembros del grupo que trabaja para la Pimpinela Escarlata, que acaban de llegar a la costa inglesa de Dover con los últimos aristócratas franceses arrancados de las garras de la muerte. Estos aristócratas (una mujer de mediana edad y sus dos jóvenes hijos) sirven para presentarnos a uno de los personales principales del libro, Marguerite Saint-Just, una bellísima actriz francesa, republicana moderada famosa por su inteligencia que, para sorpresa de muchos, se casó un año atrás con Percy Blakeney, lord inglés íntimo amigo del príncipe de Gales y famoso por su frivolidad carente de luces. Marguerite carga sobre su conciencia con el ajusticiamiento bajo la guillotina de una familia entera que ella traicionó por despecho de manera inconsciente, y aunque cree haber dejado todo eso atrás en su nueva vida de lujos y fiestas aristócraticas, la recién proclamada República requiere de sus servicios: debe averiguar quien se esconde detrás de la Pimpinela Escarlata y entregárselo a Chauvelin, esbirro francés sin escrúpulos que no se detiene ante nada. Marguerite, que en secreto admira a la Pimpinela por su astucia y valentía, no tendrá más remedio que aceptar el encargo por circunstancias que no os voy a contar aquí.

Y esta es la base de una historia que aúna intriga, heroísmo, aventuras, secretos y romance. Lo mismo nos sumergimos en una fiesta con la presencia del mismísimo príncipe de Gales que nos encontramos en una situación de suspense de esas en las que tienes ganas de gritarle a un personaje: "¡Date la vuelta! ¡Tonto, date la vuelta!". Y de repente nos vemos inmersos en escenas que desbordan pasiones intensas y reprimidas por malentendidos y errores del pasado, o en diálogos que van desde la sutil ironía y el doble sentido a la difícil contención de tener que decir mucho sin atreverse a usar las palabras directas para hacerlo. Marguerite es un personaje que pasa por muchos estados anímicos durante el libro; carga con una culpa enorme y ha cometido muchos errores que le han alejado de su marido, y ahora vuelve a verse en una situación que pondrá a prueba esa exhuberante inteligencia que tan famosa le hizo antes de su matrimonio. Hay momentos de tensión, hay romance de ese que se despliega poco a poco ante los ojos del lector y que nos alegra el alma a quienes amamos las novelas de época, hay acción en su justa medida y situaciones de peligro que la autora resuelve con ingenio y sin aspavientos. ¿Qué más hay? Pues una historia muy entretenida, vibrante, emocionante y a ratos divertida. ¿Quién no ha oído hablar de la Pimpinela Escarlata? Pues aparte de oír hablar, hay que leerla; seguro que os hace pasar un buen rato.

A todo esto, La Pimpinela Escarlata está catalogada como novela de capa y espada, un subgénero dentro de la literatura de aventuras, y aunque sí que es verdad que tenemos a un héroe protagonista con todas las virtudes que se le exigen para ser considerado como tal (inteligente, ingenioso, valiente, atrevido, honorable...), lo cierto es que no hay ni un solo duelo a espadas en toda la novela, ni siquiera al final, cuando se supone que debe llegar la escena clímax entre dicho héroe y el villano. Aventuras, sí; capa y espada, no. Pero bueno, qué sabré yo. Si se la considera como tal desde hace más de cien años, no voy a venir yo ahora a cambiarlo (o lo mismo mi atontamiento actual me nubla la memoria y me he perdido un enfrentamiento viril y emocionante con espadas rasgando mejillas y mangas abullonadas, que también puede ser... pero ciertamente, de ser así, me voy a preocupar mucho porque no lo recuerdo). El caso es que ni falta que le hace: es puro entretenimiento y una lectura agradable, fluida y sin ninguna afectación. El lenguaje es tan sencillo que podría haber sido escrita hace cinco años (o al menos la traducción lo es, y eso que es bastante antigua si no estoy equivocada), así que no hay excusas que valgan.

Y la pregunta del millón: ¿existió realmente la Pimpinela Escarlata? Pues hasta hace poco tiempo se pensaba que no, pero la escritora Elizabeth Sparrow publicó en 2013 Phantom of the Guillotine, la biografía de Louis Bayard, un francés que trabajó como agente secreto para el gobierno británico desde 1795 hasta 1815 con el fin de restaurar la monarquía en Francia y desestabilizar al gobierno francés, y que rehizo su vida en Inglaterra bajo un nombre falso e inglés cuando no pudo seguir operando de manera segura en Francia. Según Sparrow, este hombre fue la base de la Pimpinela Escarlata que creó la baronesa Orczy, de quien también dice que conocía la identidad secreta de Bayard y que guardó siempre el secreto. Sea verdad o no, lo cierto es que Bayard parecía obrar desde dentro de los propios estamentos franceses (llegó a trabajar bajo las órdenes de Talleyrand en el Ministerio de Asuntos Exteriores), y que todo este asunto de disfrazarse y sacar aristócratas de Francia en pleno Terror revolucionario bajo las mismas barbas de los agentes franceses es cosa de la imaginación desbordante, entusiasta y sentimental de la escritora.

Otra cosilla más (sí, sé que no os estoy diciendo nada de nada sobre la historia, os he avisado de antemano). Que mucha pimpinela escarlata p'arriba, pimpinela escarlata p'abajo, pero ese nombre tiene su procedencia. ¿Sabéis qué es una pimpinela escarlata? Pues es una flor que crece en buena parte de Europa y que se cierra cuando está nublado o cuando va a llover, y el símil con el personaje creo que resulta bastante evidente: se esconde a plena vista bajo su disfraz y sale siempre adelante en situaciones muy peligrosas y complicadas.

Hay varias adaptaciones de la novela, pero la que guardo en mi corazón cinéfilo es la que os comento al principio. Estrenada en 1982, está protagonizada por Anthony Andrews, Ian McKellen y Jane Seymour, y en su caso sí que hace honor a la denominación de capa y espada. Aunque hace años que no la revisiono, mientras leía me di cuenta de que cambiaron muchas cosas de la novela original, pero el resultado sigue siendo fantástico. Os iba a poner el tráiler, pero me lo he pensado mejor: me parece demasiado revelador. Quedaos solamente con que os recomiendo tanto la novela como la adaptación, y que haréis bien en averiguar quien se esconde tras la Pimpinela Escarlata y en acompañarle en sus aventuras cuando ya sepáis quien es. Inolvidable y precursor de muchos héroes literarios que han venido después y no pueden ocultar que su procedencia radica en este personaje.

Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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