Lo mejor que me ha pasado es leer este libro totalmente a ciegas, la portada me gustó cuando lo vi en la biblioteca, las avispas están en relieve y buscaba algo finito para compaginar dos lecturas densas, y me ha gustado mucho más así. Está escrito en primera persona desde el punto de vista de Steven, un chico que tiene su hermanito bebé enfermo y cada dos por tres sus padres tienen que ir al hospital con él. Y de la trama no voy a contar nada más, pero sí de las ilustraciones que, al ser en blanco y negro dan un aspecto tétrico a lo que iba leyendo. Es una lectura impactante, que se lee de un tirón porque quieres seguir y saber qué va a pasar después, un buen libro de miedo para los que comienzan con este género, en el que los sueños no son lo que parecen (o sí), muy recomendable. |