Bestias de la noche

Tiene una premisa fascinante.

Los pecados pueden ser extraídos de los pecadores y transformados en monstruos que luego son cazados por guerreros especializados.

¿No es magnífico? :-D

Tanto la originalidad de la idea principal como la cubierta tan exótica me llamaban como tambores tribales a la acción. El autor ha ahondado en sus raíces nigerianas para crear un contexto subversivo a la par que excitante.

De una fantasía abigarrada, esta novela te envuelve con un portento de detalles en cada página tales como libros cuya lectura desafía nuestra percepción o toda una casta de la sociedad que se dedica a extirpar las culpas de los ricos.

Un reconocible exotismo marca la ambientación gracias a mercados orientalizados, estafadores de túnica, vocablos en lenguas evocadoras, el poderío de una familia real omnipotente, supersticiones religiosas y barrios marginales con olor a especias y desesperación.

Taj es el chico reclutado a la fuerza de una familia a la que se le prohíbe ver para desempeñar una función vital en la seguridad del reino. Mantener a raya los pecados de la ciudad es una tarea ingrata, mal pagada y garante de ostracismo preñado de ira y miedo. El autor pinta la sociedad de Taj y su mercenaria labor con intuitiva maestría en las primeras cien páginas, mientras presenta al protagonista en el peligroso e injusto devenir de un día "normal". Luchas mortales contra bestias sombrías confeccionadas de pecado se mezclan con huérfanos forzosos que campan entre barriadas acechadas por bribones y soldados, y coloreadas por tradiciones y creencias sobre el peso de los pecados.

Es verdaderamente estimulante.

Porque, a pesar de las privaciones, se respira un aire de jolgorio por las pequeñas bendiciones de la vida, el compañerismo y la lealtad. La trama se mueve trepidante hacia una conspiración que involucra al palacio, con sus magos arrogantes, su familia real intocable y su princesa de cuento de hadas. Como buen superviviente, Taj pasa de estar al borde de la muerte a codearse con los poderosos.

A medida que el protagonista es involucrado en los designios de palacio, la historia indaga en las repercusiones de los pecados tatuados sobre la piel de los aki y las injusticias cometidas contra ellos. Todo espolvoreado con el sabor especiado de diversas culturas, su cocina y costumbres, y sus leyendas más ancestrales. Es ese punto el que yo más ansiaba descubrir: ¡unos poderes que pueden trastocar el orden establecido!

Las mujeres juegan un rol relevante en todos los aspectos de la novela, desde el maternal al guerrero al revolucionario. La trayectoria final se vuelve intensamente mística y de repente otra vez trepidante en un remolino confuso que resulta visualmente espléndido, pero que me costó entender del todo, mientras el conflicto explota en un kaleidoscopio apocalíptico y salvaje.

Deja al lector al borde del precipio con la mente llena de criaturas de sombras, culpas arraigadas, leyendas exóticas y tatuajes freudianos. Difícil de etiquetar.

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