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Se trata de una novela muy corta, pero con tanto ornamento que parece que se multipliquen sus páginas. Aki Ollikainen tiene una forma cruda pero preciosa de relatar su historia, te cuenta lo justo y necesario, sin dar demasiado detalle que no sea relevante, pero con un lenguaje muy rico. He dicho que el autor refleja crudeza, pero no es para menos con el relato que nos está contando. Es cierto que a veces es demasiado directo en situaciones relacionadas con el sexo o la muerte, pero él solo relata vivamente lo que quiere hacernos llegar. El tema, una época de hambruna que vivió Finlandia en el siglo XIX, es duro, pero la novela lo va presentando tímidamente, para ir poco a poco descubriendo los problemas sociales que conlleva. Por eso, el complejo y variado vocabulario que usa el autor anima la lectura de manera natural, a ratos agobiante, y la libera un poco de tanta presión que el hambre y el frío van añadiendo. Poco se puede decir del argumento sin desentrañar ningún secreto del libro, ya que es de poco más de cien páginas, pero no solo el hambre y la mendicidad son unos de los temas descritos en él: la lucha de la sociedad por cambios a su favor, la reticencia de los políticos y el Estado en general por sus propios intereses individuales y el papel de la mujer en todo esto. Parece en un principio un libro sencillo, pero realmente abarca temas igual de profundos o más de lo que nos esperamos en un principio. Recomiendo su lectura para algún momento en el que no se tenga demasiado tiempo para leer, porque no solo es un libro breve, sino que además es de lectura rápida y sencilla, y no requiere de una gran concentración aunque trate de temas tan profundos. |
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