El libro de Fénix

Fénix es un spéciMen, una mujer modificada genéticamente para ser un humano acelerado: aunque nació hace dos años, su mentalidad es la de una mujer madura de cuarenta. Vive en la Torre 7 con otros experimentos como ella y pasa sus días leyendo cualquier cosa que le proporcionan, nutriéndose de conocimiento, ya que es la única forma que tiene de invertir su tiempo libre y de saber cómo funciona el mundo fuera de aquellas paredes. Sin embargo, Fénix no sabe que ha sido creada con el propósito de ser un arma gracias al calor antinatural y elevado que desprende su cuerpo. Descubrirá su verdadera naturaleza la noche en que Saeed, otro humano modificado genéticamente y su gran amor, se suicide atormentado por algo horrible que ha visto dentro de la Torre. Será en ese instante cuando abra los ojos y el que ha sido su hogar durante dos años, se revele como la cárcel que realmente es, un lugar horrible donde, en nombre de la ciencia, secuestran a personas y experimentan con ellas. Con la ayuda de Mmuo, un amigo y compañero de la Torre cuya habilidad es traspasar paredes, Fénix huirá de su habitación y destruirá todo a su paso para liberar al resto de spéciMenes, usando su poder para reducir la Torre 7 a cenizas. Será entonces cuando comprenda que su nombre, Fénix, no fue escogido al azar. Y que su camino y su misión solo acaban de empezar.

Fénix es una mujer de origen africano nacida y criada en la Torre 7 y modificada genéticamente como un experimento para convertirla en un humano super acelerado. Esa no será su única capacidad, pues en realidad ha sido concebida como un arma que puede modificar su temperatura corporal para elevarla a niveles inhumanos y calcinar todo lo que toque. Fénix, por supuesto, no sabe cuál es su verdadero propósito y pasa sus días leyendo, haciendo deporte y disfrutando de la compañía del resto de spéciMenes, como su pareja Saeed. Todo lo que conoce es esa Torre y a Bumi, una de las agentes del Gran Ojo (así es como conocen a esa organización), quien se ha ocupado de cuidarla desde que nació. Para Fénix, aquel lugar es su hogar, hasta que el suicidio de Saeed (cuya habilidad es alimentarse a base de escombros: yeso, cemento, metal, arena...) le haga darse cuenta de que la Torre es en realidad un sitio horrible que usan al límite de la ley para experimentar con el cuerpo humano y ver hasta dónde es capaz de llegar la ciencia. Fénix no puede permitir que sigan torturando y cometiendo atrocidades contra sus iguales, por lo que escapará de allí, arrasando todo a su paso al tiempo que descubre su verdadera naturaleza y el propósito de su creación: ser un fénix que puede carbonizar el mundo y resurgir de sus propias cenizas una y otra vez. En su huida, la luz y el calor que desprende su cuerpo hará crecer de forma incontrolada el Espinazo, un árbol que es una especie de columna que vertebra el edificio. El Espinazo le entregará a Fénix una semilla alienígena con la misión de enterrarla en un punto muy concreto y ella viajará hasta África para cumplir sus deseos.

Durante este viaje será perseguida y hostigada por el Gran Ojo, que no pueden permitir que un arma como ella ande suelta y que no están nada contentos con el destrozo que ha ocasionado, liberando a todos los humanos modificados, por lo que Fénix entenderá que hasta que no destruya a la organización, ella no será libre. Además, en el resto de Torres siguen secuestrando y experimentando con gente, así que Fénix se alzará como un faro dispuesto a ayudar a sus iguales y acabar con la tiranía del Gran Ojo.

Nos encontramos ante una distopía afrofuturista (un subgénero de la ciencia ficción que se centra en las razas y toda la problemática asociadas a las mismas) en la que la humanidad ha alcanzando el conocimiento tecnológico y científico necesario para modificar a los seres humanos y dotarles de cualidades destructivas que les permitan usarlos como armas. Lo que parece una novela de mutantes al puro estilo Marvel, es, en realidad, una crítica feroz al sistema que nos habla de ecología (estamos destrozando la naturaleza con la excusa de seguir evolucionando hacia la modernidad), de racismo, de la doble cara de la ciencia experimental (TenGen Vida, el nombre real del Gran Ojo, trabaja para, en teoría, mejorar la vida de las personas pero el camino que sigue para ello es cuanto menos cuestionable), del capitalismo y cómo el dinero lo compra todo mientras los pobres se mueren de hambre, y también la autora aprovecha para reivindicar sus raíces, su cultura africana. Es más, me atrevería a decir que El libro de Fénix es una alegoría actualizada de la esclavitud; al fin y al cabo, las Torres se alzan en Estados Unidos y son científicos norteamericanos los que experimentan con personas traídas principalmente de África (de diferentes etnias, eso sí) sin su consentimiento bajo el amparo del progreso científico. Estas personas son torturadas, manipuladas y usadas para saber hasta dónde pueden llegar, qué poderes se les pueden agregar y qué uso pueden tener una vez se han convertido en mutantes. Lo que se disfraza de ciencia y progreso, en realidad hiede a prácticas al más puro estilo Hitler, mediante las cuales se utiliza a personas africanas para experimentar con ellas atrocidades.

Así pues, Fénix se alzará como una inesperada heroína ¿o antiheroína?, como una niña/mujer que solo ha conocido las virtudes de la Torre 7 pero que, al despertar de su letargo y comprender el verdadero propósito del que ha sido su hogar durante dos años, no puede permitir que el Gran Ojo continúe como hasta ahora sin ninguna repercusión. Utilizará los conocimientos adquiridos gracias a todo lo que ha leído y todo lo que aprende al salir al mundo real para, junto con Mmuo y otros compañeros, trazar un plan que termine con la corrupción y las torturas de las Torres, los cuáles solo benefician, cómo no, a las clases altas. Fénix es una mujer con una dualidad muy marcada a lo largo de todo el libro. Por un lado tenemos su edad, dado que tiene al mismo tiempo dos años desde su nacimiento y cuarenta en aspecto físico. Su mentalidad es una mezcla de ambas, ya que al estar aislada en la Torre mantiene la inocencia e ingenuidad de una niña, al tiempo que desarrolla la madurez de una adulta, sobre todo cuando huya y se tope con la cruda realidad. También cuenta con la dualidad humana/fénix, con la que tendrá que aprender a vivir y abrazar ambas partes por igual, aceptándolas como una unidad. Por último, tenemos la contradicción de si es una heroína o no. Fénix no lo tiene claro y esas dudas se las transmite perfectamente al lector. Podríamos decir que es una heroína porque su propósito es liberar a sus iguales de esa moderna esclavitud a la que están siendo sometidos, romper las barreras de las cárceles científicas en las que están encerrados para que puedan vivir como ellos quieran y no ser utilizados como armas de combate. Sin embargo, es consciente de que no puede alcanzar ese objetivo de forma pacífica. El Gran Ojo, obviamente, no va a descansar hasta que Fénix regrese al redil y vuelvan a tenerla controlada, por lo que si quiere llevar a cabo su venganza y posterior liberación, no puede hacerlo sin manchar sus manos de sangre. Además, como pronto descubrirá, hay científicos trabajando en las Torres que realmente creen que lo que están haciendo está bien porque gracias a ello, enfermedades incurables han sido erradicadas y muchas personas han mejorado su calidad de vida gracias a los experimentos que se llevan a cabo. Es decir, realmente piensan que el mal de unos pocos está ayudando a mucha gente a vivir mejor. Fénix es el personaje que más evolución experimenta a lo largo de toda la obra porque pasa de ser una persona ingenua que cree que los científicos que cuidan de ella realmente se preocupan por su bienestar, a darse un baño de realidad que la convierte en alguien vengativo que solo busca destruir al Gran Ojo. La autora es capaz de transmitir a la perfección sus dudas acerca de sí misma (de su mera existencia y propósito), sobre si está haciendo lo correcto o no y cómo debería proceder. Es muy fácil empatizar con ella y comprender sus ansias de reducirlo todo a cenizas aun sabiendo que eso implicaría la muerte de miles de personas (¿inocentes o no?). Es un personaje muy complejo dada su trayectoria y la gran misión que tiene sobre sus hombros sin haberlo pedido.

Saeed ("Semilla") será su gran amor y el detonante para que Fénix comience a replantearse el por qué de su nacimiento y si todo lo que sabe sobre la Torre 7 y la organización que la regenta es bueno o no. Su muerte será su despertar, lo que le haga ser consciente de sus verdaderos poderes y lo que le ayude a comprender que ella es una víctima más del progreso que nació bajo circunstancias cuanto menos cuestionables y que si está allí encerrada es por algo que escapa completamente a su control. Saeed será la fuerza que impulse a nuestra protagonista y uno de los motivos por los que inicie su plan. Mmuo será quien la ayude a escapar gracias al poder que le permite atravesar suelos y paredes, así como su habilidad para manipular cualquier sistema informático. Mmuo se quedará en Nueva York, pero regresará al lado de Fénix cuando ella vuelva a su ciudad natal para terminar lo que empezó. Por último, Kofi será su segundo gran amor. Lo conocerá cuando viaje a África para cumplir los deseos del Espinazo y enterrar la semilla en sus tierras. Se quedará allí una temporada, disfrutando de la hospitalidad de sus gentes e imbuyéndose de sus raíces africanas (aquellas que solo conoce gracias a los archivos); sin embargo, no tardará mucho en ser perseguida por el Gran Ojo y asumir que o hace algo al respecto o será perseguida durante toda su vida. Aunque Fénix está rodeada de tres personajes masculinos, estos no le quitan el protagonismo en ningún momento ni tampoco le hacen sombra; simplemente, la acompañan en el camino y se convierten en su gran apoyo, el personas en las que puede confiar y con las que puede compartir sus miedos y dudas.

La cultura africana tiene mucha importancia en esta novela. Como he comentado, la mayoría de especímenes alojados en las Torres son de este continente, por lo que es un elemento muy presente. Lo vemos desde el inicio de la novela, pues la crónica de Fénix nos la cuenta ella misma a través de una grabación de audio que encuentra un anciano mientras se refugia de una tormenta eléctrica en mitad del desierto. Aquí Okorafor alude a la oralidad para transmitir el legado de la protagonista, el medio de comunicación que se usa en la cultura africana (y en muchas otras en la antigüedad) para difundir historias y enseñanzas. Esta presencia africana queda también patente en la gastronomía, pues constantemente se están mencionando platos típicos; en el uso del lenguaje, ya que se emplean palabras de diferentes dialectos o lenguajes del continente para referirse a cosas concretas; en creencias populares... Esto me gustó porque le da más autenticidad a la novela y porque es una oportunidad para leer algo basado en culturas diferentes a las habituales eurocéntricas (o como mucho asiáticas), pero al mismo tiempo fue un hándicap en algunos aspectos. Por ejemplo, cuando se mencionan los platos, muchas veces la autora no explica de qué están hechos o a qué plato de conocimiento común se asemeja; cuando se utilizan determinadas palabras a veces tampoco se explicaba su significado y/o traducción. Y aunque sé que es una tontería, no podía evitar sentirme completamente ajena y fuera de ese espacio común para todos los personajes. Me sentía como si la autora quisiera acercar al lector a su propia cultura, al tiempo que no lo hacía del todo porque en ocasiones no se daba a la tarea de explicar a qué se estaba refiriendo.

Algo que me extrañó e incluso me disgustó teniendo en cuenta el corte de esta novela, es que hay varios comentarios machistas por parte de ciertos personajes masculinos. Por ejemplo, Saeed se refiere a un grupo de mujeres como "prostitutas" en tono despreciativo y como insulto, no porque lo sean; se hace referencia al burka como sinónimo de libertad (aunque este tema es discutible, pero quería mencionarlo igualmente) y, en los últimos capítulos, el personaje que está escuchando el relato de Fénix comenta que por ser una mujer se deja llevar fácilmente por sus sentimientos y emociones y que todo lo que hace o dice se debe a que es incapaz de controlar sus impulsos debido a su género, mientras que si ella hubiera sido un hombre, habría actuado de una forma muy diferente porque los hombres no son tan viscerales y se comportan de una forma mucho más racional. Sinceramente, esta clase de comentarios me han molestado muchísimo porque además no se condenan dentro del texto, sino que se dan como verdades, es decir, como si fuera la propia opinión de la autora. En una novela donde tenemos como protagonista a una mujer fuerte, independiente, con las ideas claras y que se convierte en una heroína para muchos, no entiendo el por qué ese desprecio hacia lo femenino.

Por último, me gustaría aludir al estilo narrativo de la autora. Esta novela mezcla un estilo simple de frases cortas y vocabulario sencillo, con frases más complejas y vocabulario más culto. No estoy muy segura de si esta amalgama está hecha a propósito para ejemplificar la mentalidad de Fénix, dado que, como he mencionado, por un lado tiene esa mentalidad ingenua de niña y, por otro, la madurez de la adulta que se supone que es. de ser así, me parece brillante cómo ha expresado Okorafor esa dualidad mediante su escritura, porque, de otro modo, es bastante discordante el cómo tenemos un párrafo expresado de una forma increíblemente elevada y, el siguiente, narrado de la forma más sencilla posible.

El libro de Fénix ha sido mi primer contacto con Nnedi Okorafor. A pesar de que no soy muy dada a la ciencia ficción, es un libro que sin duda he disfrutado y me ha parecido interesantísimo en muchos aspectos. Mezclar la cultura africana con el futurismo es de lo más original, así como utilizar tropos típicos del cifi para realizar una dura crítica social que no te deja indiferente. Aun así, el no conocer muchas de las referencias a dicha cultura por falta de explicación y los comentarios abiertamente machistas han impedido, entre otros, han impedido que pudiera disfrutar plenamente de esta historia.
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