Entre viajes lisérgicos, mística, la confluencia de lo telúrico y lo cósmico, y ecos de Friedrich Nietzsche y H.P. Lovecraft, Mónica Ojeda compone una obra coral narrada por los diferentes personajes que orbitan en torno a Noa, cuya historia nos llega en fragmentos a través del testimonio de los otros. del relato de Nicole, la voz que vertebra la novela, a los cuadernos que escribe el padre, pasando por un coro de cantoras y las voces de los compañeros que las amigas conocen en el festival, Chamanes eléctricos en la fiesta del sol encuentra en este modo indirecto y caleidoscópico de narrar la manera de sostener un misterio que no se acaba de descifrar. Aquello que no se dice, acaso porque carece de nombre o porque ponerlo en palabras duele demasiado, está en el núcleo de una novela donde, como escribe el padre, «el silencio le da espacio a un lenguaje sincero y generoso». Ojeda transita ese silencio explorando lo que habita en él: el miedo, el abandono y la vulnerabilidad de un grupo de jóvenes a los que la violencia se empeña en quitarles la juventud antes de tiempo. Para fans de la Ojeda.
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