El Eternauta

Releer después de muchos años no es algo sencillo. No recuerdo cuándo fue la primera vez que tuve una revistita (sí, lo leí comprando los episodios de manera semanal en el kiosko de diarios de la esquina de la casa de Madre) en mis manos, publicación que venía buscando por todas partes, pero no estaba en ningún lado. Qué loco que era todo en aquellos años previos a la internet que todo lo contiene.

Bueno, les decía, volver a una lectura tan fundamental como EL ETERNAUTA es raro. Porque se nos vienen recuerdos a la cabeza que no existen, que sólo son pura imaginación, y retomamos la historia real, que no es muy diferente de la historia del presente. La sociedad argentina parece repetirse una y otra vez, hasta en el argumento de una historieta. Porque Oesterheld era, antes que nada, un excelente lector del momento, y un traductor de realidades en ficciones.

Si no la leyeron, busquen alguna edición (de ésta o de la de Breccia) que no van a arrepentirse. Vale la pena dedicarle unos días a leer y releer esta aventura que ocurrió en un futuro que ya es pasado, pero que nos retrata tan en presente como si la hubieran escrito hace un ratito. Y, nos deja un mensaje muy claro: NADIE SE SALVA SOLO.