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Este libro lo tenía en pendientes desde que leí No culpes al karma, que es otra de las obras de Laura Norton, porque me encantó la forma en la que estaba escrito y cómo me reí con ese libro y este sigue la misma línea. No se parecen en nada, pero sí comparten el mismo humor y lo ligero y fácil que es de leer, aunque también añade temas de actualidad y a veces te lleva a reflexionar sobre ciertas cosas. Está contado en primera persona por nuestra protagonista Bea, que es en quien se centra la historia, y puede ser por eso por lo que me metí más en el personaje, pero también porque lo ves todo desde los pensamientos de ella. Cada personaje es completamente diferente y cada cual más alocado. Todos tienen alguna característica que los hace especial. Bea es muy dramática e inestable emocionalmente. Me puso de los nervios en muchas ocasiones con las decisiones que tomaba o en las cosas que pensaba, y otras veces me tenía que reír de lo embarazosa y absurda que llegaba a ser una situación, aunque conforme avanza la historia, va madurando y tomando decisiones menos impulsivas. Víctor por otra parte no me gustó, primero porque es el detonante de la historia y nada más, no tiene más importancia en el libro, pero parece que es don perfecto y se lo cree, cuando todos sabemos que no lo es y tiene mucha cara dura. Con respecto a la familia y a otros habitantes del pueblo no voy a decir nada porque no quiero hacer spoilers, pero cada uno tiene sus problemas a cada cual más grave pero también más ridículo. El final no me gustó porque no vi la necesidad ni el sentido de cerrarlo así cuando la historia ha ido por otra parte. Es un libro perfecto para verano o para cuando empieza el buen tiempo y sobre todo para despejarse de las sagas más largas y pesadas que solemos dejar para invierno. Enlace: http://suenodeseneca.blogspo.. |
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