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"Los sacerdotes de Jehovah concebían la vida como una especie de juicio. En este mundo, los hombres se afanaban en los campos para obtener su pan. Las mujeres alumbraban sus hijos con dolor, y los fuertes dominaban a los débiles. Sólo en el reino de Jehovah tendrían fin sus tribulaciones y los únicos que podrían guiarlos hasta él eran sus sacerdotes, porque tal reino se hallaba más allá de la muerte. Así se lo enseñaban los sacerdotes al pueblo. Pero los seguidores de Saturno tenían una opinión diferente. No necesitaban sacerdotes ni guías. Sabían que no existía ningún reino después de la muerte. Y que su paraíso estaba aquí.".La premisa del libro es buena, un festín legendario que se va heredando de generación en generación, pero la ejecución no la entiendo. Es como si hubiera poco tema y el autor lo alargó todo lo que pudo porque a veces da vueltas y vueltas con las cocinas de Buckland y la elaboración de las comidas a los dueños de la mansión y la verdad, cansa. Es un libro muy bellamente ilustrado, con recetas antiguas al empezar cada capítulo (como en Como Agua para chocolate) que son imposibles de llevar a cabo y la segunda guerra civil inglesa (1648-1649) como telón de fondo en gran parte de la narración. La cerrazón religiosa de la época la clava, es lo mejor de la novela.
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